Marchas masivas contra la sentencia tras una huelga que logró frenar la economía

Manifestaciones históricas contra la sentencia del Supremo en Lleida y en toda Catalunya pusieron ayer el colofón a una jornada de huelga general que tuvo especial incidencia en la educación y el comercio y que logró ralentizar la actividad económica. En Barcelona y, en menor medida en Lleida, volvieron a registrarse disturbios tras la protesta.

Lleida, Barcelona y municipios de toda Catalunya volvieron a vivir ayer manifestaciones históricas para protestar contra la sentencia del Tribunal Supremo que condena a un total de casi cien años de cárcel a nueve líderes del ‘procés’. A lo largo del día, miles de personas participaron en distintas marchas en numerosos municipios de Lleida, que culminaron por la tarde con una gran manifestación en la capital que reunió a unos 30.000, según la Guardia Urbana, cifra que la organización elevó hasta los 45.000. La protesta, encabezada por unos 150 tractores que llegaron a la ciudad por varias carreteras, arrancó en Ricard Viñes y acabó en Blondel ante la Paeria sin ningún tipo de incidente. No obstante, posteriormente un millar de personas siguieron concentradas y se acercaron a la barrera que Mossos y Policía Nacional habían formado delante de la subdelegación del Gobierno. Entonces, otro grupo de manifestantes se situó en medio e instó a los concentrados a que no atacaran a los agentes. Finalmente no pudieron evitar nuevos altercados que comportaron varias cargas policiales, daños al mobiliario urbano y varios heridos, al parecer uno de ellos en un ojo. También hubo disturbios más graves en Barcelona al término de la gran manifestación en la que participaron unas 525.000 personas según la Guardia Urbana, 750.000 según los organizadores, que había comenzado con la confluencia de las “Marxes per la Llibertat”, una de ellas procedente de Tàrrega. Hubo una auténtica batalla campal provocada por grupos violentos cuando ya había finalizado la movilización.

Las manifestaciones fueron el colofón de la huelga general convocada por el sindicato CSC y la Intersindical Alternativa de Catalunya. Fue mayoritaria en el sector educativo y en el comercio. Según la Generalitat, el consumo eléctrico fue entre un 7,5% y un 10,11% inferior al de un día normal. Los convocantes afirmaron que su repercusión fue incluso mayor que el “paro de país” del 3 de octubre de 2017. La patronal Pimec precisó que el seguimiento fue solo del 3,9% (8,8% en Lleida), pero señaló que un 39,8%de las pimes (porcentaje que en Lleida alcanzó el 70%) decidieron paralizar su actividad, especialmente en el comercio y el turismo. Además, otras pactaron con sus empleados fórmulas como la variación del horario. Mientras, Foment del Treball destacó que el paro fue más reducido que el de hace dos años. El impacto de la huelga se vio favorecido por los cortes intermitentes de numerosas carreteras.