ESNOTICIA
Cien niños atendidos por violencia machista contra sus madres en Lleida
Padecen déficits en su desarrollo a causa de la vivencia de esta lacra en sus casas
Los menores de edad hijos de madres que han sufrido violencia machista son muchas veces los grandes olvidados, a pesar de que los expertos alertan de las consecuencias “nefastas” que puede provocar esta lacra social en su desarrollo. En el último año, un centenar de niños y niñas han sido atendidos en Lleida tras sufrir esta situación.
Los niños son los grandes olvidados en cualquier tipo de violencia. Son las víctimas “invisibles” en una sociedad hecha por y para adultos. Pero los expertos alertan de las consecuencias “nefastas” que los malos tratos en el ámbito familiar pueden acarrear a su desarrollo como personas. Tanto, que pueden llegar a reproducir patrones del maltrato cuando son adultos. Los diferentes actores sociales saben lo importante que es la protección también para los menores que viven la violencia machista en sus casas. El año pasado, los diferentes servicios atendieron a un centenar de niños y niñas en las comarcas leridanas. Se trata de hijos e hijas de mujeres que solicitaron algún tipo de ayuda por soportar una situación de maltrato. Según los datos aportados por la conselleria de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, el Servicio de Intervención Especializada (SIE) atendió a un total de 70 menores en las oficinas de Lleida y del Alt Pirineu de Aran. El año anterior, esta atención se elevó hasta un total de 140 niños en toda la provincia. A estas atenciones hay que añadir los 20 menores que han sido acogidos en el servicio de urgencia de la Paeria, de los que seis se encuentran actualmente en acogida al tener que abandonar su domicilio para huir de los malos tratos.
Al respecto, Salvador Gallego, del Grupo de Atención a la Víctima de los Mossos d’Esquadra de Lleida, señala a este diario que cuando detectan que algún menor está viviendo una situación de violencia en el ámbito familiar es derivado de forma inmediata al SIE. Esto en las situaciones en las que presencian esta violencia hacia sus madres. Cuando se convierten en el blanco directo del maltrato, los Mossos piden la intervención de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) para que tome las medidas necesarias de intervención y protección de este menor. “En estos departamentos se hace una atención integral de las mujeres y sus hijos con profesionales que tienen un perfil muy completo para dar respuesta a sus necesidades”, apunta Gallego.
El SIE atendió el año pasado en Lleida a un total de 662 mujeres y setenta menores
Según la psicóloga de la Associació Exil de atención psico-social a las víctimas de diferentes tipos de violencia Àngels Guiolà i Gallart, “hace unos años se hablaba de que los hijos de las mujeres que sufrían malos tratos eran testimonios de la violencia machista, pero lo cierto es que están directamente expuestos a estas situaciones, que tienen un gran impacto en ellos y pueden afectar negativamente a su desarrollo”. Además de ver peligrar su propia integridad, Guiolà apunta que los niños que crecen en estos hogares, “también ven amenazada a su madre, su figura de apego, aquella persona con la que crean un vínculo emocional especial y de la que necesitan protección”. Si estos menores no tienen la oportunidad de cuestionarse esta conducta violenta y darle un nuevo significado, explica la psicóloga especialista, “es posible que cuando sean mayores repitan los patrones de sus padres, ya sea posicionándose en el lado ‘actuador’ o sumiso”. Entre las claves del trabajo con estas víctimas destaca que “es muy importante hacerles ver que son afectados de esta violencia y que no tienen ninguna culpa, pues la impotencia de no entender el porqué de su situación les genera culpa, dolor y miedo”, al mismo tiempo que hizo hincapié en la idea de que “tenemos que dar respuesta al dolor que los malos tratos generan tanto en las madres como en sus hijos”. En este sentido, cabe destacar que el Servicio de Intervención Especializada (SIE) atendió el año pasado en Lleida a un total de 662 mujeres que se encontraban en procesos de violencia machista. Y los teléfonos de atención a estas víctimas (entre el 900 900 120, del Institut Català de les Dones; y el 016, del Gobierno central) han recibido en lo que va de 2019 más de quinientas llamadas de afectadas en las comarcas leridanas, lo que supone una media de dos llamadas al día.
Decenas de localidades leridanas volverán a visibilizar mañana esta lacra social con movilizaciones, lecturas de manifiestos reivindicativos y acciones de protesta, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
¿Qué problemas puede conllevar a los menores ser testimonio de malos tratos?
La violencia en el ámbito del hogar tiene un gran impacto en los niños y niñas, con consecuencias nefastas en diferentes áreas del desarrollo, como pueden ser la cognitiva, la afectiva, etc. El hecho de ver peligrar a una de sus figura de apego (la madre, con la que establecen un vínculo emocional especial y que les debe aportar un sentimiento de seguridad) también puede provocarles problemas en el desarrollo, así como estrés postraumático, ansiedad y un estado de hipervigilancia.
¿Son los niños las víctimas invisibles de la violencia machista?
Siempre tendemos a olvidarnos de los pequeños porque vivimos en una sociedad ‘adultista’, que está vista y hecha para los mayores de edad. Su dolor a veces ha pasado desapercibido, pero lo cierto es que los niños que crecen en un entorno de malos tratos también están directamente expuestos a esta violencia. Antes se pensaba que los niños pequeños no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor, pero todo lo contrario, los buenos tratos son muy importante para el desarrollo de su personalidad. Nacemos con la necesidad de depender de alguien, que nos cuide y nos proteja.
¿Crecer en un entorno en el que la violencia es habitual puede hacer que de mayores repitan los patrones de comportamiento de sus padres?
Sí. Si no tiene la oportunidad de cambiar el significado de esta violencia, cuando sean mayores pueden repetir los patrones. Indistintamente de si se trata de un niño o una niña, dependerá del rol con el que se identifiquen el hecho que después sean ‘actuadores’ o tengan un perfil más sumiso. Lo único que conocen estos niños son los malos tratos y, si no se les permite cuestionar y reflexionar sobre estas situaciones, puede ser que perpetúen lo que se conoce como trauma transgeneracional.
¿Cómo tiene que ser el tratamiento para que esto no pase?
Cada caso es diferente pero nosotros proponemos una terapia que comprenda el dolor del niño, en vez de ponerle etiquetas. Tenemos que encontrar el porqué de su comportamiento violento, ausente o hiperactivo. Después tenemos que hacerle entender que es un afectado de la violencia de género y que no tiene ninguna culpa de estas situaciones. Hay que trabajar desde el punto de vista del trauma sistemático: saber cuál es la historia del menor y el impacto que ha tenido en él, quién es su figura de apego y si esta ha podido ofrecerle la seguridad que necesita, etc. Revisamos las áreas de desarrollo que puede tener afectadas y comenzamos la traumaterapia.