Un año sin crímenes en Lleida

Las comarcas de Lleida no han registrado ningún crimen desde hace un año. Se trata de una situación poco habitual ya que, de media, la provincia contabiliza unos dos casos por año. Esta media sí se cumplió en 2018, cuando hubo dos homicidios. El último de ellos tuvo lugar hoy hace justo un año. Los Mossos d’Esquadra descubrieron la tarde del 4 de diciembre de 2018 el asesinato de Josep Maria Solans, un vecino de Artesa de Segre de 60 años. Murió tras ser ahogado por sus asesinos en su domicilio, situado en la calle Amadeu de esta localidad de la Noguera. El otro caso del año pasado se produjo el 1 de agosto, cuando un interno de 40 años de la cárcel de Lleida perdió la vida al ser brutalmente agredido supuestamente por su compañero de celda, de 33 años.

Los cero casos en los últimos doce meses contrastan con las cifras de 2017, cuando en apenas seis meses hubo 4 crímenes con 5 víctimas (uno de los asesinatos fue doble). Son los casos del cazador que asesinó a dos agentes rurales en Aspa (45 años de prisión); la funcionaria de Educación que fue degollada en su casa por un hombre que acaba de ser condenado a 20 años de prisión (ver desglose central); la mujer que murió a manos de su hijo en Bellvís (10 años de cárcel) y el empresario cárnico que mató a su cuñado en Torre-serona (ver lateral). Fue un año excepcional. Hacía décadas que Ponent no registraba tantos casos en un intervalo tan breve de tiempo.

Respecto a los dos crímenes que hubo el año pasado, todavía están en investigación y pendientes de juicio. En el caso del vecino de Artesa de Segre, los Mossos d’Esquadra detuvieron a tres jóvenes en Lleida, dos hombres y una mujer de entre 19 y 21 años, como presuntos autores del crimen. El que sería el autor material y su pareja ingresaron en prisión. La víctima estaba desnuda y atada a la cama debajo de un colchón, con trozos de ropa metidos en la boca que le llegaban hasta la garganta. El presunto autor material convivía con la víctima desde hacía tres meses. Intentaron prender fuego a la casa para destruir pruebas. Todo apunta a que el móvil del asesinato sería económico. En cuanto al crimen en la cárcel, un recluso de 33 años mató presuntamente a su compañero de celda de 40 años porque decía que veía demonios. Ambos estaban a punto de finalizar su condena.