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Pere Gody: «Creo que hasta septiembre seguirá el veto a actos públicos»

Jefe de servicio de Vigilancia Epidemiológica de Salud en Lleida

«Creo que hasta septiembre seguirá el veto a actos públicos»

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El jefe de servicio de Vigilancia Epidemiológica de Salud en Lleida y presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Pere Godoy, señala en esta entrevista que la mayoría de los primeros casos de infectados por coronavirus en Lleida fueron generados por los viajes del Imserso, por estudiantes que regresaron de Madrid y Barcelona y por vecinos de estas ciudades que acudieron a sus segundas residencias. También considera que antes de septiembre será muy difícil que puedan reabrir las escuelas y que se celebren actos públicos.

Las cifras diarias de positivos confirmados y hospitalizados son más reducidas en los últimos días. ¿Está bajando la curva?

Podemos decir que hemos llegado al máximo y todo indica que hemos empezado a bajar, pero muy, muy lentamente.

¿Cuando prevé que será posible volver a la normalidad?

El 26 de abril, la transmisión del virus se habrá reducido, aunque no de manera espectacular. A partir de ese momento se comenzará a relajar el distanciamiento social. Pero será lento. Que nadie espere volver a la vida normal el 26. Se comenzará por la vida económica, pero el cierre de escuelas y universidades, la prohibición de actos deportivos, conferencias o conciertos, creo que hasta bien avanzado el verano, seguramente hasta septiembre, la mayoría continuarán en la actual situación. Incluso la reactivación del transporte público se hará de forma muy vigilada.

Cuando la epidemia afectaba a China, se decía que sería poco más que una gripe, y que el sistema sanitario estaba preparado. ¿Hubo falta de información? ¿Sobró confianza y faltó previsión?

Ha habido una mezcla de todo. Lo que venía de China indicaba que era una enfermedad con un 85% de casos leves. Esto es verdad, pero hay un 15% que requieren hospitalización. Lo que explica en buena parte la sorpresa por una transmisión muy rápida y sostenida es que no estaba claro que hubiera tantos casos leves sin repercusión clínica. Esto por un lado es una buena noticia, pero al ser leves no se detectan y no se pueden aislar, por lo que generan cadenas de transmisión silenciosas. Esto hizo que llegáramos a febrero pensando que la transmisión era baja, cuando a finales de mes era notable en zonas como Madrid o incluso en Barcelona. Y cuando continuó habiendo manifestaciones, celebraciones o actos políticos, en un fin de semana se disparó la transmisión, provocando que llegaran casos graves a los hospitales.

¿Hubiera sido mejor aplicar antes el confinamiento?

Si se hubiera sabido esto...Imponer el confinamiento, con el efecto que tiene, cuando no éramos conscientes de este nivel de transmisión hubiera sido difícilmente justificable, sería como matar moscas a cañonazos.

En la expansión inicial de la epidemia en Lleida, ¿tuvieron tanta importancia como parecía los viajes del Imserso a Benidorm y otros lugares?

Fue tanto como parecía en las primeras dos semanas. Seguimos todos los viajes de forma detallada y además de los primeros, fue habiendo un goteo de casos. No sabría cuantificarlo, pero en las primera semanas podían ser más de la mitad del total. Han generado cadenas de transmisión comunitaria, incluso alguno visitó una residencia e introdujo el virus allí. Tuvieron un papel notable, junto con otros factores, como jóvenes de familias de Lleida que estudian en Barcelona y Madrid, que al volver a Lleida trajeron el virus. O gente de Barcelona y Madrid que cometió la imprudencia de irse a su segunda residencia la semana en que se empezó a cerrar todo. Tuvimos importación de casos en del Pirineo, como en Aran, La Pobla, Esterri d’Àneu y quizás en Àger. Son cadenas de transmisión que identificamos, no hablamos de oídas.

Esta pandemia, ¿ha evidenciado deficiencias en la gestión sanitaria de los geriátricos?

Se han juntado varias cosas. La concentración de personas vulnerables, ya que cuando una se infecta tiene complicaciones, la la carga viral es altísima y hay mucha transmisión. Y los profesionales están preparados para trabajar con gente mayor, pero no para evitar la transmisión de una enfermedad como esta. La lección que hemos de extraer es que hay darles una atención especial y ayudarlas. Deben estar bien equipadas y su personal debe reciclarse para evitar esta transmisión.

¿Hay que llevar mascarilla en la calle o no es necesario?

Lo que podemos afirmar con rotundidad es que hay tres prioridades para el uso de la mascarilla. La primera son los enfermos, porque infectan a los demás. La segunda son los profesionales sanitarios y los de las residencias. La tercera, todos los que tienen contacto con los enfermos a nivel domiciliario. Habría una cuarta posibilidad, que es lo de lo que se está hablando, cuando se comiencen a desescalar las medidas de confinamiento, de recomendar la mascarilla cuando estés a menos de 1,5 metros de otra persona en el transporte público o en una tienda. Pero habrá que hacerlo con prudencia, la autoridad sanitaria deberá tener en cuenta que haya mascarillas para todos, porque en caso contrario puede crear alarma social. Hay que asegurar que haya para todos a los que les toca sí o sí, y el resto de la población podemos usarlas si nos lo recomiendan, pero esperemos a que lo hagan. Está claro que si caminas solo por la calle no hace falta llevar mascarilla. Ahora bien, cuando entres en una tienda puede estar indicado, y puede que se acabe recomendando, pero aún no se ha hecho de forma oficial.

¿Podría recomendarse también para el trabajo?

Podría ser una indicación teniendo en cuenta que puede haber casos no clínicos.

¿Ve necesario que puedan hacerse test rápidos masivos?

Si hay disponibilidad, y espero que haya, ofrecería hacerlos. Es muy importante que todo el personal sanitario pueda hacerse la prueba. Hay un test rápido de anticuerpos que, con un pinchacito en un dedo, en 20 minutos indica si has pasado o no la enfermedad. También en las residencias, tanto para trabajadores como ancianos, y para todos los profesionales que tratan con enfermos.

¿Cuándo habrá una vacuna?

Antes de un año no, y cuando la tengamos habrá que ver cómo es, si da inmunidad de por vida o no. Se dice que en invierno, cuando aún no tendremos vacuna, habrá un rebrote como sucede con la gripe, pero no sabemos si se comportará igual. Se especula mucho sobre su similitud con la gripe y la influencia de las temperaturas, pero no está claro, hay que ser prudentes.

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