Las defunciones repuntan en Lleida, con cuatro en un día

El número de fallecidos por coronavirus en los centros hospitalarios de la provincia de Lleida repuntó en las últimas horas hasta los cuatro, después de haber registrado un único fallecimiento el día anterior tras dos jornadas negras con diez y doce. Desde el inicio de la pandemia, Lleida acumula ya 195 decesos. En las comarcas del llano son 165, 138 de los cuales con Covid-19 confirmado, mientras que en el Alt Pirineu i Aran son 30, veintidós positivos confirmados. Salud notificó 49 nuevos casos, que elevan el total a 1.989, así como 289 posibles nuevos afectados, que elevan el global a 4.524. Se dieron 22 altas hospitalarias, con lo que el total asciende a 940.

Asimismo, Salud mantendrá operativo como hospital el Hotel Nastasi en previsión de posibles rebrotes del virus. Este establecimiento acoge a pacientes que han estado hospitalizados por la Covid-19 y ya están estables a la espera de recibir el alta médica. El Hotel Segle XX de Tremp también seguirá estando reservado para derivar pacientes con coronavirus, pese a que actualmente casi está en desuso puesto que el jueves acogía solo a dos personas que estaban a punto de ser enviadas a casa. Había llegado a tener una decena de pacientes. El Hotel Alegret de la capital del Pallars Jussà, por su parte, seguirá albergando a pacientes sociosanitarios que estaban en el hospital hasta que no pueda aplicar medidas para garantizar que habrá riesgo de contagiarse de Covid-19. El jueves había nueve personas ‘ingresadas’ en este establecimiento.

Por otra parte, representantes sindicales continúan reclamando un estock suficiente de equipos de protección individual para poder afrontar con garantías un posible rebrote. Aseguran que por el momento “van llegando”. En otro orden, por el momento todavía no se ha establecido una fecha para reiniciar las operaciones, pruebas y consultas externas en el Arnau de Vilanova y el Hospital de Santa Maria.

Asimismo, UGT reclama por carta a la consellera de Salud, Alba Vergés, “la continuidad y estabilidad contractual del conjunto de profesionales que se han incorporado al sistema público de salud” para afrontar la pandemia. “No se podría entender que cuando recuperemos la normalidad se comience a despedir profesionales de la sanidad o bien a ofrecerles contratos basura, retornando al sistema anterior y repitiendo los mismos errores”, subraya.