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«Habrá rebrote, pero no creo que haya otro pico tan alto»

«Habrá rebrote, pero no creo que haya otro pico tan alto»

«Habrá rebrote, pero no creo que haya otro pico tan alto»MAGDALENA ALTISENT

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El médico leridano Antoni Encinas es el gerente del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), que aparte de gestionar el transporte sanitario urgente en esta pandemia del coronavirus ha asumido la atención telefónica a pacientes a través del 061. Cree que lo peor ya ha pasado y, a la vez, que habrá nuevos brotes, aunque no tan agudos como el inicial.

Uno de los servicios del SEM que más repercusión ha tenido en esta crisis ha sido el del 061 de atención telefónica a pacientes, que llegó a colapsarse. ¿Qué pasó y en qué situación está ahora?

El volumen de actividad del 061 rondaba las 6.000 llamadas diarias. Tenía 180 líneas y cuando comenzó esta crisis se centralizó toda la información a través de este teléfono. La demanda creció mucho y a partir del 25 de febrero llegamos a picos de 50.000 llamadas. Aunque ampliamos líneas, hasta las 640, llegó a un tope tecnológico. Por muchas personas que pusiéramos en centralita no entraban más llamadas. El 061 es un anillo de comunicaciones que gestiona Telefónica y no se podía aumentar sin unas medidas a nivel español. Mientras Telefónica no abría este anillo, instalamos una subestación. Estudiamos la demanda, y vimos que la gran mayoría de consultas eran sobre elementos del sistema con los que no estamos conectados, como preguntas sobre el estado de familiares ingresados o sobre las pruebas en laboratorios.

¿Han reforzado el personal? ¿En qué medida?

Hemos llegado a tener un 450% más de personas que cogen el teléfono, hacen un pequeño cuestionario y derivan a un área u otra. Ahora hay un 270% más.

Esta enfermedad puede ser muy grave para algunas personas. ¿No es un riesgo hacer un seguimiento por teléfono?

En el inicio, la OMS y las agencias de salud pública decían que esto era como una gripe circunscrita epidemiológicamente a un territorio. Cuando nos llamaban, nuestros operadores identificaban cuadros similares al del coronavirus, pero como no cumplían criterios epidemiológicos, debíamos descartarlos.

Insisto, ¿no es un riesgo que a una persona que está en casa no se le diga que vaya a un centro sanitario hasta que sufre ahogo?

Es un virus nuevo y una enfermedad nueva, son cosas diferentes y esto lo puedo decir ahora, no hace 6 semanas. Al principio, como otros virus respiratorios, pensábamos que atacaría más a las personas que padecen de los bronquios o tienen una cardiopatía avanzada. Aunque les ataca como a las demás, en el porcentaje de agravamiento no hay diferencias, porque no es el virus el que provoca la mayoría de complicaciones, sino la reacción del cuerpo contra él. Si tus defensas lo vencen con demasiada fuerza provocan una reacción inflamatoria. Una de las cosas que más nos sorprendió es que cuando un virus causa una neumonía da fiebre y ahogo. Con este, a personas asintomáticas les haces una radiografía y ves una doble neumonía.

¿Han aplicado cambios de estrategia en la atención?

Sí. Muchos. Una vez que vimos que el virus circulaba por todas partes, aprovechamos que muchos médicos expertos estaban jubilados y en casa para analizar los casos más dudosos. También desplegamos una app que hacía un gran cribaje. Identificaba a grupos de riesgo que nos llamaban y se les hacía una consulta virtual. Cuando rascamos un poco, solo el 10% de las personas que parecía que se agravarían requirieron ir al hospital y no todas tuvieron que ser ingresadas. En el pico de la crisis no hubiésemos podido asumir 14.000 personas adicionales al día en los hospitales que hubieran llenado salas y pasillos.

¿Ha pasado lo peor?

Habrá posibilidades de rebrote. Evitar que una enfermedad infecciosa afecte a personas a las que puede hacer daño se consigue de forma natural cuando entre el 40 y 60% de la población es inmune porque la ha pasado o por vacunación. Ahora no se llega a estas cifras,

¿Ve bien las medidas de desconfinamiento?

Necesitamos recuperar la actividad ordinaria, porque si no dentro de un tiempo la actividad sanitaria aplazada causará problemas de empeoramiento y mortalidad. Prevemos que durante los próximos 12 meses deberán coexistir el flujo de la Covid y el de la enfermedad ordinaria. Para que no desborde nuestra capacidad solo debemos desescalar un poco todo lo que hemos aumentado, ya que hemos pasado de 12.000 camas de hospitalización a 20.000 y de 500 de UCI a 2.000, lo que ha permitido asumir la oleada de la Covid, y destinar parte de este aumento a actividad ordinaria. Debemos gestionar el desconfinamiento para ir recuperando la actividad normal de manera que el inevitable rebrote pueda mantenerse dentro de estos parámetros de potencia instalada, porque con intensidad terapéutica, la mortalidad es baja.

Así, ¿cree que habrá un rebrote?

Sin duda, en dos o tres semanas, el virus está por todas partes.

¿No le afecta la subida de temperaturas?

No lo sabemos. Se comporta como un virus respiratorio en unas cosas y en otras no. Si en esto es como uno respiratorio, el rebrote será en octubre. Al retomar la actividad hay más contacto, lo que genera más infecciones. Creo que no será un rebrote con un pico tan salvaje como el de esta primera fase, pero como mínimo parará la bajada. Debemos buscar un equilibrio para que el país no muera de inanición porque esta situación no es sostenible 12 meses.

«Infartos e ictus bajaron por el confinamiento»

¿Cuánto ha bajado la actividad de emergencias que genera el 112?

A partir del tercer y cuarto día después del inicio del confinamiento bajó el 50%, y entre una semana y diez días después llegó a ser solo del 35% de la ordinaria.

Pero seguro que debe seguir habiendo infartos e ictus.

Los infartos tienen una relación directa con el estrés del trabajo. Si estás tranquilamente en casa es difícil que te infartes, y si no hay actividad laboral los accidentes bajan en picado. La inmensa mayoría de la gente no se infarta en el sofá ni tiene subidas bruscas de presión que favorecen un ictus. Hemos visto que los ictus y los infartos han bajado y que los accidentes han bajado muchísimo.

Los sindicatos se han quejado de deficiencias en dotación y calidad de los equipos de protección para el personal de las ambulancias.

Ha habido mucha queja y también mucho ruido. El SEM siempre ha tenido equipamiento e incluso hemos dado equipos a las empresas adjudicatarias. Nuestras reservas nos permitieron aguantar las 3 primeras semanas y a partir de entonces la compra centralizada entregó suministros. Las recomendaciones iniciales de la OMS y del Centro Europeo de Control de Enfermedades Infecciosas eran de un tipo de equipamiento. Después las cambiaron, y también los procedimientos. Aplicamos los protocolos que había en cada fase de la enfermedad y tuvimos suficientes equipos. Quizás hubo una comunicación insuficiente sobre por qué cambiaban las cosas, y a veces hay criterios personales o ideológicos no alineadas con el técnico.

¿Han tenido suficientes equipos?

Hemos tenido suficientes, sí. ¿Hemos tenido la sensación de estar bien protegidos? No, como todo el mundo. Nuestra tasa de infección es inferior a la media. De 7.000 trabajadores [el personal del transporte] tenemos 110 positivos. Es un porcentaje muy bajo, muy por debajo del 3% de estimado en la población.

La Generalitat ha aprobado ahora un nuevo presupuesto después de tres años. Teniendo en cuenta los efectos de esta pandemia, ¿la partida para el SEM será suficiente o ha quedado desfasada?

Este presupuesto eran indispensable, el SEM llevaba 10 años con el personal congelado. Teníamos un plan para aumentar plantilla un 20%. Disponíamos de los recursos, pero no del permiso. Con estos presupuestos podremos contratar los perfiles profesionales que más necesitamos y que era más difícil cubrir con contratos eventuales. Tenemos 706 personas en nómina y este año contrataremos a algo más de 160, y el próximo, a 21.

Parece que deberán seguir usando unos años el helipuerto de Ciutat Jardí, porque el del Arnau continúa siendo un proyecto.

No conozco el plan funcional del Arnau. Lleida es el lugar donde más útiles son las helisuperficies, no solo en Lleida ciudad, sino en la Alta Ribagorça, los Pallars, Urgell o Segarra, porque estamos lejos de los centros con especialidades de las que solo hay una o dos unidades. Hemos de garantizar la equidad de resultados. Un ciudadano de Lleida debe poder acceder a lo que necesita con el mismo resultado que cualquier otro, y el helicóptero es indispensable. Lleida era uno de los lugares donde más énfasis ponía el plan de helisuperficies presentado al Govern antes de la crisis de la Covid. A partir de aquí, es el Govern, la ciudad o la Diputación quienes deciden donde es mejor ponerlas. Nosotros creemos que el lugar óptimo son los grandes centros sanitarios que son emisores o receptores [de pacientes].

Personal médico se queja de traslados a Barcelona de accidentados, por el código politrauma, cuando el hospital más cercano es el Arnau.

Porque como nosotros estamos allí evaluamos las necesidades de la persona y vemos si hay lesión medular, que solo se trata en la Vall d’Hebron o debe ir a un hospital con cirugía torácica. Los códigos son una medicina centrada en la persona, no en el territorio, y vemos qué tiene y qué hospital puede atender mejor sus lesiones.

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