ESNOTICIA
«Las secuelas psicológicas del virus pueden cronificarse»
El e-terapeuta de Orum Center hace un repaso de las consecuencias 'invisibles' del confinamiento y resalta la importancia de las nuevas tecnologías, que han permitido dar cobertura psicológica “desde el primer día”
Durante la desescadala han aparecido las primeras consecuencias visibles de la pandemia pero ¿cuáles son las secuelas psicológicas?
Las consecuencias son mucho más complejas de lo que esperaba cuando se originó el brote porque al malestar psicológico se han sumado la incertidumbre económica, el repunte de violencia doméstica, etc. En definitiva, un abanico de efectos mucho más amplio de lo que podíamos intuir en un primer momento. Hay muchas personas que no han podido completar el proceso de duelo porque no han podido despedirse de sus seres queridos, pero también nos estamos encontrando con casos de estrés postraumático, depresión, ansiedad por miedo al contagio e incluso fobias, ya sea de adultos o de niños que han tenido muchas dificultades para volver a salir a la calle. Y el mayor problema es que algunas de estas secuelas se podrían llegar a cronificar.
¿Cuáles son las recomendaciones para evitar que el miedo al contagio se convierta en una patología?
Necesitamos tiempo para adaptarnos a esta ‘nueva normalidad’, que está marcada por el uso de mascarillas, el distanciamiento social y un lavado de manos frecuente para evitar riesgos de contagio. Es normal que cuando nos enfrentemos a una situación desconocida al principio sintamos cierta ansiedad o pensamientos obsesivos, que en definitiva nos aportan seguridad y una sensación de control. Cuando todos estos hábitos aumentan en intensidad y frecuencia es cuando realmente estamos ante un problema. Para evitar que esto pase tenemos que afrontar los nuevos escenarios con optimismo y resiliencia, asumiendo con flexibilidad esta situación límite para sobreponernos a ellas. Eso sí, siempre respetando las medidas de seguridad para minimizar riesgos y evitar posibles contagios.
La Organización de la Naciones Unidades alertó de que podría producirse una crisis psicológica “masiva” si los países no toman medidas. ¿Cree que hasta ahora se ha descuidado la salud mental?
Creo que, cuando se detectaron los primeros contagios, lo que más importaba era evitar su expansión y romper la cadena de transmisión. Paralelamente hemos ido descubriendo las consecuencias psicológicas, y lo que sí nos preocupó desde el minuto uno fue la afectación en los profesionales sanitarios. Ellos mismos explican que han estado como en una especie de zona de guerra, y ahora empieza a aflorar el estrés postraumático. Precisamente, un grupo de voluntarios está trabajando para dar cobertura psicológica a este colectivo, que ha luchado en primera línea. Al estrés propio de la situación también se ha añadido la estigmatización, pues algunos médicos y trabajadores de supermercado han sufrido reproches, como las pintadas o los carteles en las comunidades de vecinos que se han hecho virales.
¿Cómo harán frente al proceso de duelo las personas que no pudieron despedirse de sus seres queridos durante el estado de alarma?
Ahora toca cerrar todos los rituales de despedida que quedaron interrumpidos. Por eso hay que destacar la importancia de las ceremonias online de la empresa leridana Agraïments o los grupos virtuales de apoyo dirigidos por el Servei de Suport al Dol de Ponent, iniciativas que han ayudado a paliar el dolor de la pérdida durante las semanas de confinamiento. Gracias a las nuevas tecnologías, los profesionales del área de la salud mental hemos podido estar activos desde el primer día para dar una respuesta a todo tipo de inquietudes, y por eso creo que las terapias en formato telemático son muy beneficiosas y han venido para quedarse.
La crisis de la Covid-19 ha cambiado incluso las relaciones sociales.
Sí. Hemos sido capaces de adaptarnos a las restricciones, utilizando las tecnologías para generar nuevas acciones sociales. Un ejemplo de ello es el gran éxito del teletrabajo, las e-terapias o simplemente los encuentros virtuales entre amigos y familiares.
¿Qué más cosas positivas nos ha aportado esta situación?
La crisis del coronavirus ha marcado un antes y un después en nuestra sociedad. Creo que ha surgido un nuevo concepto de familia: al pasar más tiempo en casa se ha reforzado el vínculo entre padres e hijos. Hemos descubierto la gran capacidad de adaptación de los pequeños, que son los que mejor han llevado las semanas de confinamiento y nos ha acabado dando una lección a los mayores. Más allá de los beneficios que ha revelado el trabajo telemático, también hemos aprendido a gestionar la espera y a ser más pacientes.
Aprovecho también el final de la entrevista para agradecer la oportunidad que me ha brindado SEGRE de colaborar con artículos desde que comenzó esta emergencia sanitaria, además de dar las gracias a todos mis compañeros de Orum Center y del CET Salvador Seguí de Lleida.