Las secuelas visibles de la pandemia

Ya son más de 1.400 los leridanos que en los últimos meses se han recuperado del coronavirus y, más allá de las posibles lesiones pulmonares, la fatiga y el malestar emocional, muchos pacientes tienen que afrontar el reto de recuperar la movilidad después de pasar semanas hospitalizados. Josep Vilà ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) el 15 de marzo, un día después de que el Gobierno central decretara el estado de alarma. “Estuve ingresado un mes en la UCI y tres semanas en planta, pero por suerte los pulmones se recuperaron bien y en dos o tres días pude volver a caminar”, explica este leridano de 55 años, que desde que recibió el alta acude a rehabilitación debido a una lesión muscular en el hombro. Aunque asegura que “me gustaría que el proceso para recuperar la movilidad del brazo fuera más rápido”, se muestra satisfecho porque puede hacer vida normal. Y es que su caso es uno de los más ‘afortunados’ pues, de los 88 pacientes que sufrieron coronavirus y que han sido atendidos por el Servicio de Rehabilitación de la región sanitaria de Lleida, la mayoría presentan problemas respiratorios, debilidad, dificultad para caminar y poca tolerancia al ejercicio. Así lo explica el director clínico de este área, Luis Mambrona, quien destaca que la fisioterapia es una gran aliada para recuperar la autonomía en la vida diaria de aquellas personas que han visto mermadas tanto sus capacidades musculares como ventilatorias. Su labor es importantes ya desde la UCI, donde el objetivo es evitar la rigidez articular y favorecer la vascularización de los músculos, así como agilizar la extubación. Aunque el tratamiento es personalizado en función de las características de cada paciente, “comenzamos con ejercicios de baja intensidad y, una vez superan la fase de cuidados intensivos y entran en planta, nos centramos poco a poco en la rehabilitación del sistema locomotor, para ponerse de pie y caminar”, explican Mambrona y la fisioterapeuta Anna Sorribes. Además de la rehabilitación ambulatoria de los leridanos que han recibido el alta hospitalaria, la unidad también ofrece asistencia domiciliaria a aquellas personas que tienen más dificultades de movilidad. Asimismo, hacen un seguimiento telefónico de los pacientes que aún dieron positivo en coronavirus tras volver a casa. Mambrona asegura que “sobre todo nos encontramos con casos de problemas respiratorios y atrofia por desuso, pues la mayoría de hospitalizados pasan una media de dos meses en cama y pierden tanto capacidad muscular como funcional. También se ha visto afectada la tolerancia al ejercicio: hay pacientes que se encuentran bien y hacen vida normal pero la saturación de oxígeno y la frecuencia cardíaca no son correctas, por lo que el corazón y los pulmones necesitan tiempo para adaptarse a la nueva situación”. Aún es pronto para descubrir las secuelas a largo plazo de la enfermedad, si bien se han detectado dificultades a nivel cognitivo: problemas de memoria o de concentración. Las unidades postcovid están registrando las consecuencias de este virus, del que poco a poco se averiguan nuevas características.

¿Qué efectos físicos provoca el coronavirus?

La mayoría de pacientes que tienen más de 65 años después de la hospitalización presentan problemas respiratorios, debilidad, dificultad para caminar y poca tolerancia al ejercicio.

¿Cuál es el tratamiento?

Los ejercicios son personalizados y varían en función de las características de cada paciente, aunque intentamos que haya un trabajo ya desde la UCI. Al principio son movimientos de baja intensidad para evitar la rigidez articular y, una vez superan la fase de cuidados intensivos, nos centramos poco a poco en la rehabilitación del sistema locomotor para volver a caminar.