ESNOTICIA
Casi el 50% de los muertos de Lleida, en residencias
Suman 211 fallecidos, frente al total de 474 en el conjunto de la provincia, según datos de Salud, que muestran porcentajes similares a los de Catalunya y España || La conselleria apunta que el virus tiene “menos impacto en cuanto a mortalidad” en esta segunda ola y los centros extreman las precauciones
Las residencias de Lleida acumulan casi la mitad de los muertos por Covid en la demarcación. Los centros de las regiones sanitarias del llano y del Pirineo acumulan desde marzo 211 fallecidos, una cifra que no incluye la totalidad de los 14 decesos en el geriátrico de Tremp; frente a un total de 474 en la provincia, según datos de Salud. En el conjunto de Catalunya se da una situación similar, con 7.314 muertes en geriátricos y un cómputo global de 15.797; y en España hay casi 25.000 fallecidos en residencias y más de 44.000 en total.
En la segunda ola, las residencias de la demarcación suman ya 51 muertos desde el 1 de octubre (9 de ellos entre el 18 y el 24 de este mes). No obstante, Ana Mari Fité, delegada de Salud para la coordinación de las residencias en la región sanitaria de Lleida, explicó que el virus ahora tiene “un menor impacto en mortalidad”. Además, los centros están “cada vez están más preparados” y tienen planes de contingencia que se van actualizando. “En esta segunda ola no ha faltado material de protección”, dijo, algo que los geriátricos denunciaron al inicio de la crisis sanitaria.
Los sindicatos aseguran que los trabajadores están preparados, pero piden ampliar las plantillas
“En unas horas pasamos a ser un hospital”, dicen desde el centro Monestir de Sant Bartomeu de Bellpuig
Salud asegura que los centros están “cada vez más preparados” y que ahora no falta material de protección
Las visitas se mantienen en centros sin casos o con positivos aislados, por los beneficios que aportan
Los centros, que ya se blindaron en primavera, siguen medidas severas. Por ejemplo, en la residencia de Esterri d’Àneu, donde no ha habido ni un solo positivo, cuando un usuario sale del centro (aunque sea para ir al médico) debe someterse a un PCR y estar aislado 10 días, según la directora, Pia Lloret.
Otra de las diferencias con la primera ola son las visitas. Durante el primer confinamiento estaban totalmente prohibidas, mientras que actualmente se permiten en centros sin casos (verdes) y en las que tienen el brote controlado y están sectorizadas (naranjas). Esta decisión se tomó por los beneficios que supone para los mayores ver a sus más allegados. “Las visitas aportan un beneficio importante en la salud psicoemocional de estas personas”, dijo Fité. Algunos geriátricos han suspendido las visitas como medida de prevención y sus usuarios están en contacto con sus familiares a través de videollamadas. En la residencia Sant Antoni de Pàdua de Lleida ciudad las mantienen, aunque desde Adesma señalaron que han propuesto a la conselleria de Trabajo no programarlas los días de Navidad, Sant Esteve y Año Nuevo para que nadie se sienta desplazado en estas fechas señaladas, ya que las visitas que están limitadas. Por ello, las potenciarán en los días previos y posteriores.
Fité destacó que la atención social y la sanitaria “cada vez están más integradas” y remarcó que las medidas se han intensificado. Recordó que han incorporado a 10 técnicos de Salud Pública que se encargan de supervisar las medidas de prevención y control de la infección y revisan las posibles sectorizaciones y circuitos para que se apliquen correctamente en caso de brote. Además, el servicio de PADES, que está especializado en pacientes complejos, se activa en caso de que sea necesario “para mejorar la atención y el manejo clínico” de las peronas mayores. Fité también destacó que Salud Pública, Atención Primaria y el departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias trabajan “de forma coordinada y conjunta”.
En cuanto a los brotes, que en esta segunda ola han llegado a afectar a una veintena de centros, Fité señaló que “habitualmente se descubren a través de los cribados a trabajadores”, que ahora se llevan a cabo cada semana. “Habitualmente es alguien externo quien lleva el virus”, dijo. Destacó la importancia de la formación de los trabajadores porque su seguridad “implica la de los usuarios” y dijo que los servicios de prevención de riesgos laborales velarán para esta formación.
Las residencias que tuvieron casos al principio de la segunda ola ya han dado los brotes por superados. Este es el caso de Monestir de Sant Bartomeu de Bellpuig, donde hubo 41 residentes y 8 trabajadores positivos. Su director, Benjamí Nus, destacó que “en unas horas nos transformamos de una residencia a un hospital”. Reconoció que “fue duro, porque tuvimos que contratar personal y los abuelos tampoco lo pasaban bien”. Tan pronto como pudieron fueron habilitando salas para recuperar actividades y la socialización de los mayores. Destacó la buena relación con Salud y el CAP: “nunca nos faltó material, sectorizamos desde el minuto cero y fuimos lo más transparentes posible”. El geriátrico de Les Borges también ha superado el brote, que se saldó con una treintena de usuarios positivos y 7 muertes, y poco a poco recupera la normalidad. Por su parte, los geriátricos de Cabanabona y Benavent de Segrià tampoco tienen ya casos activos. Del mismo modo, vuelven a ser centros verdes el Mare Marcel·lina de Verdú (donde hubo 11 muertos), La Teva Llar de Lleida y la residencia de Bellver, que estuvieron intervenidos. El viernes, Salud intervino el geriátrico de la Fundació Fiella de Tremp (ver página 5). En la Llar de Sant Josep de La Seu se detectó un brote el pasado día 10, cuando hacia casi un mes que se habían restringido las visitas. Según los últimos datos, en este centro hay 57 usuarios, 14 trabajadores y 1 religiosa contagiados y ha habido 5 muertos. Fuentes médicas destacaron que “está todo sectorizado y con los circuitos claros”.
“Nos encontramos con dificultades para encontrar personal” La delegada de Salud para la coordinación de las residencias en la región sanitaria de Lleida, Ana Mari Fité, explicó que “nos estamos encontrando con dificultades para encontrar personal” sobre todo enfermeras, un hecho que atribuyó a la “falta de reconocimiento social del sector” y a que se tienen que “mejorar los convenios laborales”.