Última parada: marzo de 2022

La Paeria ha abierto el debate sobre la ubicación de la nueva estación de autobuses, mientras la actual, en la calle Saracíbar, languidece. Es de titularidad municipal y su concesión acaba en marzo de 2022, cuando su gestión volverá a manos de la Paeria. Tanto la actual concesionaria como los vecinos esperan que ese espacio sirva para revitalizar la zona dándole un uso comercial. No obstante, la última palabra sobre este equipamiento, que nació envuelto en polémica y finalizará su singladura como un lugar degradado, la tendrá la Paeria. Eso sí, con toda seguridad deberá funcionar algún tiempo más como terminal de autobuses, ya que la nueva aún no estará a punto.

Abierta el 24 de marzo de 1972, la estación tuvo unos inicios “dignos del mejor culebrón”. Así lo define el que fuera su gerente y actual consejero de la cooperativa que la gestiona, Manuel de Sárraga, que detalla que “en los años sesenta los autobuses aparcaban delante de la actual subdelegación del gobierno y era un caos”. Por ello, el entonces alcalde, Juan Casimiro Sangenís, contactó con empresarios de la calle Sant Antoni para impulsar el proyecto de una estación, que se erigiría sobre el antiguo mercado de Sant Lluís. Años después encontró interesados. “La financiaron a partes iguales los comerciantes de Sant Antoni y la cooperativa Nuestro Hogar y su puesta en marcha se demoró varias veces por las obras, ya que inicialmente no se preveía que fuera una estación cubierta”, recuerda De Sárraga. Ayudó a revitalizar la zona, “pero a nivel de movilidad, no como polo comercial”, dice. Por eso, opina que “si la nueva se ubica en los Docs y La Meta no revitalizará comercialmente Príncep de Viana, pero sí mejorará la movilidad”. Respecto lo qué pasará en marzo de 2022 con la actual, De Sárraga lo tiene claro: “la concesionaria se la devolverá a la Paeria de inmediato, fue un equipamiento que a Lleida le salió gratis, las administraciones no se han preocupado de mantenerla y no ha dado beneficios”. Añade que “a mediados de los 2000 se negoció que el FNAC se instalara allí, pero la crisis de 2008 hizo que saltara todo por los aires”. Es por ello que aboga por que “tiene que haber un equipamiento comercial, aunque me temo que estará un tiempo vacío, lo que acentuará su degradación”. Por su parte, el presidente de los vecinos de Instituts-Sant Ignasi, también pide “darle un uso comercial, que revitalizará la zona y creará un nuevo polo comercial en la ciudad”.

Una terminal que nunca tuvo una inauguración oficial Una de las peculiaridades de la actual estación de buses es que nunca tuvo una inauguración oficial. Así lo asegura el que fuera su gerente, Manuel de Sárraga, que lo atribuye a “las dudas del ayuntamiento en poner en marcha el equipamiento a lo largo de 1971 y en 1972”. Esto provocó que “algunos transportistas llegaran a amenazar al ayuntamiento y, finalmente, la abrieron por su cuenta”, dice De Sárraga.