Alojar y atender a las personas sin recursos que llegan a la capital, el reto de cada año

La proximidad de la campaña de la recogida de fruta pone cada año en jaque a la ciudad de Lleida puesto que centenares de personas acuden con la esperanza de encontrar trabajo, muchos sin tener alojamiento ni recursos económicos y algunos incluso ‘sin papeles’. La situación se repite de forma crónica desde hace al menos veinte años y ya se han convertido en endémicas las imágenes de personas durmiendo en la calle, sobre todo en el Barri Antic, situación que provoca muchas críticas, o bien haciendo cola ante equipamientos habilitados por el ayuntamiento para que pernocten.

El dispositivo de este año, que como novedad ofrece también 18 pisos de alquiler social a 4 euros la noche, se iniciará el 1 de junio, demasiado tarde para entidades implicadas en la atención a este colectivo porque, remarcan, hace semanas que ya están llegando a la capital..

Asociaciones del Centro Historico indican que este año parece haber menos personas durmiendo al raso, pero alertan de la existencia de pisos sobreocupados con ‘camas calientes’. Lo cierto es que ya no se forman grandes campamentos urbanos como el que durante años se instaló junto a los antiguos bloques del Seminari.

Los edificios feron derribados en 2009, pero al año siguiente la zona volvió a convertirse en asentamiento. Hasta hace unos años, la Paeria ofrecía pernoctar a estas personas en el establecimiento Jericó que funciona como albergue para ‘sin techo’, hasta que decidió habilitar un pabellón durante la campaña para este fin, como el Antorxa o los 3 y 4 de Fira de Lleida.

Y la oficina de atención sociolaboral para estas personas se ha ubicado a lo largo del tiempo en diferentes emplazamiento, como el viejo mercado de Santa Teresa o el antiguo convento de Santa Clara. .

Este año, el pabellón 3 dispondrá de 122 camas, se servirán desayunos y cenas y habrá duchas, lavandería, consigna y conectividad, además de la oficina de atención sociolaboral. A los que puedan pagar 120 euros al mes se les derivará a los 18 pisos, con 104 plazas en total. El verano pasado, se registraron más de once mil pernoctaciones en el pabellón de setecientas personas. La Paeria proyecta para el año próximo un albergue en Pardinyes, que ha topado con la oposición de los que defienden que en ese lugar estaba prevista una residencia (ver página 16).

Alojamiento en la iglesia de Sant Ignasi hasta que abra el pabellón Entidades vecinales del Barri Antic perciben este año un menor número de personas que duermen al raso, aunque aseguran que suele haber junto al antiguo convento de Santa Clara, L’Ereta, la plaza del Dipòsit, el Passatge Empordà y detrás de Sant Martí, entre otras zonas. Asimismo, desde la asociación de Jaume I destacan que en edificios de la calle Boters hay viviendas en las que se alojan entre quince y veinte personas.

Som Veïms habla de “camas calientes” en pisos, apunta que en Gairoles también hay personas durmiendo en coches y afirma que la mayoría de pisos que alojarán ese año a temporeros están en el Centro Histórico. Por su parte, la plataforma Fruita amb Justícia Social critica que “se haya privatizado la gestión del pabellón” y lamenta que “seguimos sin mecanismos de solución para que la patronal aloje a los temporeros con los que trabaja”, por lo que apuesta por “una fórmula de copago”.

Además, reclama que el dispositivo de atención a estas personas se active cuando empiezan a llegar, no el 1 de junio..