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¡¡¡Como en clase nada!!!

Niños y adolescentes vivieron con angustia el confinamiento inicial y ahora afirman que tienen asumidas las medidas anti-Covid || Los directores creen que han superado con creces el reto

Alumnos de cuarto de Primaria del centro Torre Queralt.

Alumnos de cuarto de Primaria del centro Torre Queralt.MAITE MONNÉ

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La pandemia de Covid-19 pasó factura a los niños y adolescentes, sobre todo con el confinamiento domiciliario inicial, que vivieron con nervios e incertidumbre. Ahora, después de un curso entero con mascarilla, gel, distancia y grupos burbuja, dicen tener asumidas las medidas y prefieren las clases presenciales a la docencia virtual.

Los niños y adolescentes han vivido la pandemia de Covid-19 con “nervios y angustia” al principio, cuando cerraron los centros educativos, pero ahora, un año y casi tres meses después, se sienten más tranquilos ante la remisión de contagios y se han acostumbrado a ir a clase con mascarilla, grupos burbuja, gel y distancia de seguridad. Prefieren seguir estas normas e ir a la escuela a quedarse en casa. En todo caso, después de todo un curso con los centros abiertos, los contagios en ellos han sido mínimos, a diferencia de lo esperado.

Lucas, Ibrahim, Erik, Soraya y Ares, que estudian cuarto de Primaria en el instituto escuela Torre Queralt, en Lleida, reconocen que en un principio no sabían exactamente qué ocurría y tuvieron miedo de contagiarse o de que enfermaran sus familiares y amigos, pero ahora que “la oleada ha bajado”, se sienten “más relajados”. Recuerdan que durante el tiempo de confinamiento total se sentían “atrapados”, sin poder ir al parque ni a clase.

Dicen que les dio “mucha pena que cerraran el colegio”. “Con el ordenador desde casa no es lo mismo que ir a clase. Un rato vale, pero también nos hace falta salir”, indican, y afirman que lo único que les gustó del confinamiento es “salir al balcón, poner música y aplaudir”. Admiten que les costó asumir todas las medidas de prevención anti-Covid en la escuela y no poder estar con compañeros de otras clases, pero afirman que ahora se han acostumbrado al gel, mantener la distancia, no mezclar burbujas y llevar siempre la mascarilla. “Lo tenemos bastante controlado”, señalan, aunque tienen “muchísimas” ganas de poder quitarse la mascarilla cuanto antes. 

Los adolescentes también se sienten más tranquilos que al inicio de la pandemia. Anna Maria, Orlando, Joel y Helena, que cursan cuarto de ESO también en el instituto escuela Torre Queralt, señalan que durante el confinamiento se les hizo difícil la docencia virtual. En todo caso, desean que el próximo curso las clases sean presenciales, porque comenzarán Bachillerato y creen que para algunas asignaturas como las matemáticas es mejor estar en clase, aunque tengan que seguir con la mascarilla y grupos burbuja. Subrayan que se han acostumbrado a estas medidas y, sobre todo, están contentos por salir a la calle sin tener un toque de queda.

Por su parte, directores de centros hacen una valoración positiva del curso. “Era un reto para el que no nos acabábamos de ver capaces y finalmente hemos tenido unos resultados excelentes”, subraya la directora de una escuela, y añade que “los maestros hemos puesto todo nuestro esfuerzo y se ha notado, pese a la incertidumbre de los primeros meses, que fueron muy duros”.

Reconoce que esperaban “instrucciones más concretas” y dice que el próximo curso mantendrán medidas como dividir el patio o entrar por varias puertas “aunque sanitariamente no sea necesario”. Otra directora recalca que “pese a las adversidades, hemos visto a los alumnos felices de aprender y a los profesores, comprometidos” y destaca que “lo que más valoran los niños es haber podido estar con los amigos”.

“El curso ha ido bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta las expectativas iniciales”, resumió otro director, que añadió que, aunque al principio hubo deficiencias en la gestión de los casos de confinamiento por parte de Educación, “después se puso las pilas”.

Los confinados han sido menos del 2% durante casi todo el curso

El número de grupos confinados por algún positivo en centros de Lleida ha sido durante el curso muy inferior a lo que se preveía en su inicio. El máximo se alcanzó a finales de octubre, con 150 grupos y 3.500 alumnos y docentes, lo que suponía alrededor del 5% de los 66.000 alumnos y profesores.

Entonces, el Govern implantó la enseñanza híbrida (una parte presencial y otra telemática) en de FP y Bachillerato, pero la incidencia bajó en picado y un mes después ya solo eran 1.234 los confinados, menos del 2%, porcentaje que no se ha superado durante la mayoría del curso. Tras la Navidad su número volvió a alcanzar los 3.100, y tras las de Semana Santa, los 2.700, pero al cabo de unos días también bajó.

Y los colegios que han tenido que cerrar en algún momento han sido solo una decena de los alrededor de 30, y la mayoría porque solo tenían un grupo, por lo que la cuarentena afectaba a todos los alumnos.

Alumnos de cuarto de Primaria del centro Torre Queralt.

Alumnos de cuarto de Primaria del centro Torre Queralt.MAITE MONNÉ

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