SUCESOS VIOLENCIA MACHISTA
La violencia vicaria en Lleida: 153 malos tratos y 45 secuestros de niños en 8 años
Movilización ayer en la capital del Segrià para denunciar la violencia vicaria tras los asesinatos de las niñas Anna y Olivia en Tenerife. En los últimos 8 años se han denunciado 153 casos de menores maltratados y 45 casos de secuestros de niños en las comarcas leridanas. En todos estos casos el móvil ha podido ser causar un daño indirecto a la madre.
El teléfono de atención del Institut Català de les Dones (900 900 120) ha atendido a un total de 153 leridanas que han pedido ayuda por sufrir violencia por parte de sus parejas o exparejas, agresiones de las que también han sido víctimas sus hijos, la inmensa mayoría de ellos menores de edad. Son los datos recogidos por el ICD en los últimos 8 años, mientras que en 2020 las llamadas atendidas se dispararon en la provincia de Lleida, al superar las 500, de las que en 29 de informaba de que el maltrato también se dirigía hacia los hijos.
Es lo que se llama violencia vicaria, cuando el maltratador quiere hacer daño a su pareja o expareja a través de los hijos. Una terrible realidad que ha saltado a la actualidad con el asesinato de las pequeñas Olivia y Anna a manos de su padre en Tenerife.
De esta forma, en los últimos 8 años también se han registrado un total de 45 denuncias por sustracción de menores en las comarcas leridanas, muchas de ellas por conflictos en la custodia. Solo en 2019, el último dato disponible, la provincia de Lleida registró once denuncias por secuestro de menores por parte de uno de sus progenitores. Entre estos cabe recordar el caso de una niña de Vielha cuya madre se llegó a encerrar durante días en el consulado de Uruguay en Barcelona para evitar entregársela a su padre, al que había denunciado por presuntos abusos que habían quedado archivados.
Pese al parón causado por la pandemia de la Covid-19, debido principalmente a los meses de confinamiento y a las restricciones de movilidad, las denuncias por violencia machista han vuelto a aumentar en las comarcas de Ponent. Según los últimos datos publicados ayer por el Consejo General del Poder Judicial, los juzgados leridanos recibieron un total de 374 denuncias en el primer trimestre del año, lo que representa un aumento del 8%, mientras que en conjunto del Estado la cifra se ha mantenido a la baja.
Los datos del Poder Judicial señalan que entre los meses de enero y marzo, un menor de edad de las comarcas leridanas tuvo que recibir protección por ser víctima (o estar en riesgo de poder serlo) de la violencia del presunto maltratador de su madre. El año pasado, fueron cinco los menores con protección judicial.
“El que debía proteger a sus hijas ha querido enterrar a la madre en vida”
Un centenar de personas se concentró ayer en la plaza Paeria en una convocatoria organizada por Dones Lleida para condenar los últimos casos de violencia machista así como el asesinato de las pequeñas Olivia y Anna a manos de su padre en Tenerife. La entidad denunció que “es una guerra contra las mujeres” y que “el terror del machismo ha vuelto a actuar”, por lo que exigió más recursos y medidas por parte de todas las administraciones, al señalar que los que hay son “insuficientes”, entre ellos la creación de un espacio de acogida urgente para las mujeres en situación de violencia machista en Lleida. Por su parte, la abogada Estela Torres, de la comisión en defensa de los Derechos Humanos del Col·legi de l’Advocacia de Lleida, leyó un manifiesto en el que mostró “el dolor y la conmoción que sufrimos tras un nuevo crimen machista” y ante la situación de que “el que debe proteger a sus hijos les hace daño para enterrar a su madre en vida, una mujer que nació libre”. En el manifiesto también se recordó que desde 2003 un total de 1.096 mujeres han sido asesinadas por parte de sus parejas o exparejas. “Eran madres, hijas, hermanas y familias destrozadas”, señaló, y recordó a Rocío Caíz, la joven de 17 años de Sevilla cuya pareja ha confesado que le mató y la descuartizó. “Queda mucho por hacer, pero no dejaremos de alzar nuestra voz. No estáis