LLEIDA
...Y Torre Salses dinamitó el pacto
El gobierno tripartito de la Paeria se ha roto por uno de los puntos en los que el acuerdo entre ERC, JxCat y Comú parecía más firme || Temas polémicos como el albergue de Pardinyes o la nueva estación de autobuses deberán gestionarse sin una mayoría absoluta en el ayuntamiento
El pacto tripartito de la Paeria entre ERC, JxCat y el Comú ha durado dos años y tres semanas.
Bautizado por el propio alcalde, Miquel Pueyo, como Pacte de Sant Joan, porque se gestó en torno a esta fecha en junio de 2019, ha acabado ardiendo en la hoguera precisamente por uno de los puntos sobre los que había menos dudas de que las tres formaciones iban a la una: que el plan del área comercial de Torre Salses no era su modelo y que su objetivo era pararlo. No solo esto, sino que además era una de las cuestiones que más unía a los dos grupos a priori más divergentes: JxCat y el Comú.
Sus respectivos líderes, Toni Postius y Sergi Talamonte, habían ido de la mano en contra de este proyecto en la oposición y lo continuaron haciendo en los primeros meses de gobierno, el primero como teniente de alcalde de Urbanismo y el segundo como presidente de la Empresa Municipal de Urbanismo, titular de terrenos de este plan.
Y Pueyo se pronunció públicamente en más de una ocasión insistiendo en que no le darían ninguna facilidad.
Pero una cosa son las palabras y otra, la realidad, y el grueso de la tramitación urbanística del plan ya estaba completada cuando el tripartito asumió el gobierno poniendo fin a casi 40 años de poder del PSC en la Paeria.
Solo quedaban pendientes el proyecto de urbanización de mejora viaria y la modificación de la reparcelación de los terrenos. El ayuntamiento se lo tomó con calma, y no aprobó el primero hasta el pasado febrero, entonces sin ninguna discrepancia interna.
Pero con el segundo, el Comú, que ya había estado a punto de dinamitar el pacto en más de una ocasión, exigió revisar todo el proyecto de la zona comercial desde cero aportando un informe de una abogada de Lleida que sostenía que carecía de la evaluación ambiental obligatoria.
El alcalde había mantenido hasta ahora un perfil bajo en las frecuentes disputas entre socios de gobierno
Además, exigió públicamente responsabilidades a Postius afirmando que no había hecho nada por pararlo. Fue la penúltima crisis del tripartito, que se aparcó dejando este expediente sobre la mesa. Sin embargo, tanto los técnicos de la Paeria como el vicesecretario general —que es el máximo garante de la legalidad de los trámites municipales tras la jubilación del secretario— han dejado claro hasta en tres ocasiones (al avalar el propio expediente, en un informe interno y en un informe oficial en respuesta al del Comú) que el proyecto cumple la normativa. La pregunta es: ¿puede un gobierno municipal hacer lo contrario de lo que dicen los funcionarios competentes en la materia? ERC y JxCat han tenido muy claro que sería dar el paso para acabar ante los tribunales, porque la promotora de Torre Salses, Eurofund, aportó un informe avisando de que sería prevaricar. Por eso lo volvieron a llevar a la junta de gobierno este miércoles para su aprobación. Pero el Comú se ha mantenido en sus trece y ha acabado dinamitando el pacto.
Ha sido el punto final a un tripartito que comenzó unido a pesar de los contratiempos iniciales, con las arcas de la Paeria peor de lo previsto y la posterior pandemia de la Covid.
Las primeras fricciones surgieron en verano de 2020 de la mano del socio minoritario, el Comú, con solo dos ediles frente a los 6 de JxCat y los 7 de ERC, que acusó al alcalde de no liderar la ciudad durante la pandemia.
Poco después, cargó contra el otro socio en la persona del concejal de Movilidad, Joan Ramon Castro, al que acusó de no aplicar los acuerdos del pacto. Las relaciones entre los tres socios ya habían dejado de ser cordiales y empeoraron más a finales del pasado enero cuando un informe firmado por la teniente de alcalde Jordina Freixanet (ERC) y la edil Elena Ferre (Comú) concluía que el edil de Deportes, Sergio González (JxCat) había incurrido en irregularidades, que no ilegalidades, al firmar tres contratos.
Inicialmente, Pueyo dio carpetazo al asunto asumiendo las competencias de mantenimiento de edificios de Deportes y Urbanismo.
Pero, primero el Comú y, después ERC, exigieron responsabilidades a JxCat y al propio Postius, y una cuestión en principio menor acabó provocando la marcha de González de JxCat para pasar a ser concejal no adscrito. La mayoría de gobierno se quedaba en 14 de los 27 ediles del pleno.
Y un mes después, cuando parecía que las aguas se habían tranquilizado y al día siguiente de que todo el gobierno protagonizara una visita a los Docs y La Meta para exhibir el plan de ubicar allí la nueva estación de autobuses, el Comú soltó una nueva andanada contra Postius volviendo a reclamarle responsabilidades.
Nueva crisis, esta vez resuelta ya in extremis, con Pueyo, que siempre ha mantenido un perfil muy bajo en las trifulcas internas, avisando en el pleno de que el pacto estaba en peligro.
Ahora ya no ha habido salvación, y el gobierno pasa a estar en minoría, con 12 ediles. En un ayuntamiento, el alcalde tiene mucho poder. No obstante, la pregunta es: ¿qué pasará con proyectos como el del albergue de Pardinyes o la estación de autobuses, teniendo en cuenta, además, que la salida del gobierno del Comú, aunque pactada, ha sido de todo menos amistosa? Si hasta ahora este mandato ha sido muy poco plácido, lo que viene puede ser todavía más movido.