SEGRE

CAMBIO CLIMÁTICO ANÁLISIS

Lleida ciudad gana 3 noches tórridas por década y el Pirineo pierde 5 con heladas

La capital registra unos veinte días al año con mínimas superiores a los 20 grados

Imagen del termómetro de una farmacia de Lleida indicando una temperatura de 33 grados poco antes de la medianoche del  sábado.

Imagen del termómetro de una farmacia de Lleida indicando una temperatura de 33 grados poco antes de la medianoche del sábado.JORDI ECHEVARRIA

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El cambio climático ha provocado que desde mediados del pasado siglo el número de noches tropicales -con una temperatura mínima superior a 20 grados- en Lleida ciudad haya aumentado una media de tres por década y ahora ya rondan las veinte al año. Mientras, los días con heladas en el Pirineo se han reducido en cinco por decenio.

La inusual ola de calor de estos últimos días ha puesto de nuevo el foco sobre los efectos del cambio climático. Pero más allá de este episodio, el calentamiento global ya se está haciendo notar de forma permanente en Lleida y el conjunto de Catalunya. Así, las noches tropicales, con una temperatura mínima superior a los 20 grados, han aumentado en Lleida ciudad una media de tres días al año por decenio entre 1950 y 2019, mientras que los días con heladas han disminuido en el Pirineo en alrededor de 5 por década en este mismo periodo.

Son datos que figuran en uno de los artículos dedicados a la emergencia ambiental dentro del libro “La nova geografia de la Catalunya postCovid”, editado por la Societat Catalana de Geografia y coordinado por Jesús Burgueño, profesor de la Universitat de Lleida.

Este artículo, obra de Javier Martín-Vide, señala que “en el conjunto de Catalunya la temperatura media del aire ha subido 0,25 grados por década, desde 1950 a 2019, un valor considerable, superior a la media planetaria”. A pesar de que la precipitación ha variado poco, a excepción del verano, donde se ha reducido un 5,9% cada diez años, destaca que “podemos afirmar que vivimos ya en un país más cálido y con más necesidades de agua”, porque el aumento de la temperatura media incrementa la evapotranspiración.

La temperatura en Catalunya sube 0,25 grados por decenio, por encima de la media mundial

La capital catalana ya registra cada año más de 60 días con mínimas superiores a los 20 grados

Los mapas que ilustran este capítulo detallan que Lleida ciudad y algunos municipios del llano registran hasta 20 noches tórridas por año. Teniendo en cuenta la media de tres por decenio que ha ganado la capital desde 1950, ello refleja que a mediados del siglo XX este era un fenómeno excepcional. En buena parte del resto del llano de Lleida hay entre cinco y diez, y en el norte de la Noguera y el área más llana del Pallars Jussà (la Conca de Tremp y la Conca Dellà), entre dos y cinco noches al año con mínimas superiores a 20 grados. En el resto de Catalunya, la mayor parte zona costera de Barcelona y Tarragona sufre entre 20 y 40 noches tropicales, que en algunos puntos son entre 40 y 60, mientras que Barcelona ciudad supera las 60. Llama la atención que incluso en buena parte del Pirineo se registra al menos una por año. Asimismo, Lleida ciudad y gran parte del Baix Segre conforman una de las zonas que registra más días cálidos por año, con entre 70 y 90 con temperaturas que superan los 30 grados.

Este artículo también cita las principales conclusiones del tercer informe sobre el cambio climático en Catalunya y las proyecciones climáticas hechas públicas el pasado año por el Servei Meteorològic de Catalunya, que entre otros aspectos prevén que el aumento de la temperatura media será más acusado en el Pirineo y una considerable reducción de los actuales recursos hídricos, que disminuirán un 9,4% en el Pirineo, un 18,2% en el interior y un 22% en el litoral.

Más sequía y olas de calor aunque se frene ya la contaminación A la hora de prever cómo evolucionará el clima en los próximos añós, Martín-Vide señala que “el aumento térmico esperado hasta mediados de siglo es rotundo”.

Y en el epílogo final, subraya que el clima de la Catalunya postCovid será “más cálido que el de las últimas décadas”, ya que aunque se redujera de forma drástica la emisión de gases con efectos invernadero, sus efectos tardarían tiempo en reflejarse. “Los riesgos climáticos más destacados serán las sequías, con una incidencia negativa en los territorios de secano y, en general, en los recursos hídricos disponibles, y las olas de calor, con efectos no deseables en la salud humana”, indica.

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