El virus que paró el mundo

Han pasado veinte meses, 596 días, desde que se declaró el primer estado de alarma. La Covid-19 obligó a parar el mundo y a cambiar las reglas del juego. Las vacunas han permitido recuperar, en parte, la normalidad y los expertos creen que es positivo pasar página para poder avanzar aunque el virus siga aquí.

No han pasado ni veinte meses desde que se detectó el primer caso de coronavirus en las comarcas de Lleida. Menos de dos años en los que el mundo entero cambió. ¿Para siempre? Los expertos creen que no.

El virus no ha desaparecido, pero tendremos que aprender a convivir con él. Solo las mascarillas nos recuerdan ahora que el confinamiento, el estado de alarma, el toque de queda y las restricciones de todo tipo forman parte de nuestro pasado más reciente. Pero aunque los indicadores mejoren, la factura de la pandemia sale muy cara.

Con 870 fallecidos solo en las comarcas de Lleida y una crisis económica derivada del parón forzoso, el horizonte muestra aún muchas incógnitas por resolver. El médico leridano Antoni Encinas estuvo en la primera línea de la lucha contra la Covid-19 como gerente del SEM en los primeros meses de la pandemia. “Tenemos que pasar página y cuanto antes, mejor”, reconoce.

En parte, porque después de una emergencia sanitaria de esta magnitud hay que hacer frente a la pospandemia. “Sin una recuperación socioeconómica, costará más la recuperación sanitaria”. Los ERTE, los procesos de duelo en soledad o el miedo a enfermar han propiciado un aumento de casos de ansiedad, insomnio y depresiones y un incremento del número de suicidios.

Además, Encinas advierte que la esperanza de vida bajará y que aflorarán enfermedades que se dejaron de diagnosticar porque la Covid era una emergencia. “Históricamente sabemos que hay más muertes en las posguerras que en las guerras”, subraya. Pero, sobre todo, hay que estar atentos a la salud mental.

La Covid “no se irá nunca”, pero se normalizará. “Las nuevas variantes no me preocupan tanto como la evolución de los pacientes oncológicos, cardiovasculares o que sufren enfermedades neurodegenerativas.” Por su parte, la psicóloga y profesora de la UdL Rosa Maria Pérez subraya que los humanos olvidamos muy rápido. “Pasamos de ser los más solidarios a echar la culpa al otro: al gobierno, a los jóvenes, a los que no se quieren vacunar; del aplauso sanitario a quejarnos porque no nos atendía el CAP.” Se ha pasado del miedo a la resignación.

“Tenemos que convivir con el virus y lo hemos aceptado, lo que no es malo. Está bien que hablemos en pasado de la pandemia.” “De todo lo negativo se puede extraer algo positivo y en el caso de la Covid ha sido la visibilización de las enfermedades mentales”, concluye.