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El cuartel de la tecnología

El Ejército abandonó el cuartel de Gardeny en 1996. Ahora, 25 años después, esta colina se ha convertido en uno de los polos más dinámicos de la economía de Lleida gracias al desarrollo del parque científico, con 100 empresas que tienen 1.500 empleados, 200 jóvenes en prácticas y que generan un volumen de negocio estimado de 180 millones al año.

Imagen de los edificios en forma de H que forman el parque y su aparcamiento.

Imagen de los edificios en forma de H que forman el parque y su aparcamiento.JORDI ECHEVARRIA

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El 29 de junio de 1996, el Ejército celebró la última ceremonia de arriado de la bandera en el cuartel de Gardeny, y en agosto del mismo año se licenciaron los últimos 120 soldados de reemplazo. La colina pasó a manos de la ciudad en 1998, previo pago a Defensa de nada menos que 16,3 millones de euros por parte de la Paeria.

Ahora, 25 años después de la marcha del Ejército, su gran activo es el parque científico y tecnológico, que empezó a construirse 2004, fue inaugurado 2009 y cuenta con 1.500 trabajadores directos, un centenar de empresas y 200 estudiantes que se forman en sus grados y másteres. Así lo asegura el gerente del parque, Miquel Aran, que estima que “el impacto que genera Gardeny en la ciudad y el territorio es de unos 180 millones de euros anuales sin tener en cuenta lo que aportan centros de investigación como los de la UdL, el Eurecat o el IRTA, a los que hay que sumar los centenares de empleos indirectos que genera y que cada año van a más”. Otro de los activos más importantes para su gerente es la juventud de sus empleados.

“El perfil más común de los trabajadores del sector de la informática es de un hombre de entre 25 y 35 años”. Aran ve un aspecto a mejorar: “el nuestro es un sector muy masculino y debemos hacer campañas para equilibrar la balanza entre géneros en las empresas del parque”. Otra de las características únicas de Gardeny es su ubicación.

“No hay ningún parque científico en España que esté tan integrado dentro de la trama urbana como este y eso es algo que a veces los leridanos no valoramos, porque esta singularidad da un potencial casi ilimitado a las empresas que se instalan, además del valor arquitectónico que ha supuesto erigir edificios nuevos y reconvertir antiguas caballerizas e inmuebles militares en centros de investigación”, señala Aran. Respecto al interés de las empresas por instalarse en Gardeny, Aran dice que “actualmente solo tenemos un 10% de la superficie del parque disponible, de los 15.000 m2 de oficinas y laboratorios, pero esperamos que a mediados del año que viene podamos disponer de un nuevo edificio en la antigua capitanía de Artillería, el Agroliving Lab, que tiene como objetivo ser el vivero de empresas agroalimentarias de referencia de Catalunya y del Estado, algo en lo que Gardeny ya es puntero”. Pero también hay asignaturas pendientes, admite Aran.

“La ciudad debería acercarse más al parque y viceversa para exprimir todo su potencial y activos, porque que una ciudad de 140.000 habitantes tenga un equipamiento como este es único en Europa”. Asimismo, hay otro talón de Aquiles, la deuda que arrastra, de unos 42 millones, ya que se financió a base de créditos concedidos por el Gobierno central que, aunque se han ido demorando, hay que devolver. Precisamente, la Paeria refinanció hace más de un año una parte de la deuda.El principal impulsor del parque fue el entonces alcalde Àngel Ros, que alaba que su antecesor, Antoni Siurana, decidiera comprar el terreno.

Ros afirma que “vi la oportunidad” de impulsar este proyecto durante los seis meses en que fue responsable de Economía antes de asumir la alcaldía tras la marcha de Siurana. Cree que el número de empleos existente y su progresivo aumento demuestra que “se han cumplido las expectativas”, y reconoce que quizás es “ la guinda del pastel” de su obra como alcalde, porque además él es físico.

La colina fue una sede militar durante medio siglo

El cuartel de Gardeny se estrenó en 1946, después de que el ayuntamiento hubiera cedido la colina a Defensa a cambio de recuperar la Seu Vella, que hasta entonces servía de cuartel.

Cincuenta años después, Defensa lo desmanteló dentro de una redistribución de tropas, que conllevó el traslado de la división de montaña Urgel, y de la profesionalización del Ejército, comportó el fin del servicio militar.

Imagen de los edificios en forma de H que forman el parque y su aparcamiento.

Imagen de los edificios en forma de H que forman el parque y su aparcamiento.JORDI ECHEVARRIA

Imagen de los edificios en forma de H que forman el parque y su aparcamiento.

Imagen de los edificios en forma de H que forman el parque y su aparcamiento.JORDI ECHEVARRIA

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