Consenso en que Lleida necesita servicio de albergue y división sobre su tamaño y usos

La audiencia pública sobre las personas sin hogar que ayer organizó la Paeria dejó clara una conclusión: todos los partidos políticos, entidades y ONG consideran que Lleida necesita un albergue. No obstante, su tamaño, usos, gestión y que el equipamiento sirva tanto para temporeros como personas sin hogar fueron los principales puntos de desencuentro entre los 47 asistentes y las 16 entidades que acudieron al evento celebrado el Auditori Enric Granados. Y es que pese a que la audiencia era para hablar sobre la atención a las personas sin hogar, el proyecto del albergue de Pardinyes fue el principal protagonista.

La edil Mariama Sall se refirió a él como Equipamiento Comunitario de Múltiples Usos (ECMU) asegurando que este “no será un espacio para estar a largo plazo, sino que se estudiará cada caso de persona sin hogar o temporero que acuda y se le derivará a un servicio especializado, además de contar con espacios para usos comunitarios y con una capacidad máxima de 120 personas”. Añadió que “estamos ante un hito histórico para lograr un equipamiento digno y el ECMU no lo solucionará todo, pero puede servir para dignificar la vida de las personas y mejora su atención”.Por su parte, la edil del PSC Cristina Morón opinó que el albergue “está sobredimensionado y apostamos por dar un servicio diversificado a pequeña escala”. Una opinión que la edil del Comú Elena Ferre compartió apostando por “equipamientos repartidos por la ciudad” y pidió revisar sus usos.

A su vez, el portavoz de la CUP, Francesc Gabarrell, demandó que su gestión sea totalmente pública. Luego fue el turno para las entidades, que criticaron los pocos recursos que se destina para la atención de los ‘sin techo’ y temporeros, pero recalcando que el albergue es una necesidad. Así lo aseguraron los portavoces de Arrels Sant Ignasi, que recordaron que a día de hoy acogen a 80 personas, mientras que la Plataforma Fruita Amb Justícia Social criticó la “gestión errática del gobierno” por no haber buscado el consenso.

Por su parte, la coordinadora de ONG lamentó no haber recibido información del proyecto, mientras que la activista Nogay Ndiaye criticó “que si se pone en el mismo saco a temporeros y personas sin hogar, el albergue no generará ninguna inclusión”.Por último, la plataforma a favor de la residencia en Pardinyes, que defiende que en el solar proyectado para el albergue estaba previsto una residencia, criticó la “falta de transparencia del gobierno” y se mostró a favor de crear pequeños albergues por la ciudad, además de reclamar no mezclar colectivos como sin techo y temporeros.

‘Más que una lacra, este espacio es una oportunidad para un barrio’

Además de partidos y entidades, en la audiencia pública de ayer también intervinieron expertos en la atención a personas sin hogar, como el director de Sant Joan de Déu de servicios sociales de Barcelona, Salvador Maneu, y la jefa de servicios de urgencias sociales del ayuntamiento de Barcelona, Montse Rovira. Ambos explicaron sus experiencias al frente de dispositivos de atención a personas que viven en la calle y aseguraron que el impacto que puede generar un albergue en un barrio no tiene por qué ser negativo.

“El que tenemos nosotros en el Poblenou ha comportado la participación e implicación de los vecinos”, dijo Rovira, mientras que Maneu añadió que “más que una lacra, un espacio de este tipo es una oportunidad para un barrio”.Por otro lado, Luisa Conejos, del área de Servicios Sociales de la Paeria, detalló que el año pasado el Plan Iglú de alojamiento a ‘sin techo’ acogió a 651 personas y el dispositivo de temporeros a otras 812, mientras que el albergue Jericó del Centro Histórico atendió a 868 personas en sus setenta plazas.