Coeducación contra el machismo

La normalidad no es única, sino muy diversa. Este podría ser el lema del proyecto que ha iniciado el instituto Josep Lladonosa, en Pardinyes, para implantar la coeducación, por la que apuestan cada vez más centros educativos. El proyecto detalla que sus objetivos generales son introducir la perspectiva feminista y de género, organizar acciones de sensibilización y prevención con perspectiva de género entre el profesorado, el alumnado y las familias, velar por una educación efectiva contra cualquier tipo de violencia machista y LGTBI fóbica y trabajar la educación afectivo-sexual para que no se dé por supuesto que la heterosexualidad es la normalidad.

La iniciativa ha comenzado con sesiones de formación para el profesorado. Son de carácter voluntario y el director del centro, Santi Pubill, destaca que ha habido una muy buena respuesta, ya que se han inscrito una treintena de docentes, la mitad del total. Marta Serra, profesora que lidera el proyecto junto a Mariona Torrent, señala que la coeducación supone un cambio a todos los niveles, como la superación de la visión patriarcal, generar espacios seguros para todos o fomentar valores como la no violencia, la igualdad y la equidad.

Además, indica que se trata de un plan integral de centro y que comportará un trabajo a largo plazo para implicar a las familias de los alumnos y al barrio. Serra apunta la necesidad de introducir nuevos referentes para que todos los alumnos se sientan representados independientemente de su condición sexual, social o racial. Así, pone como ejemplo que aún no es habitual explicar que Federico García Lorca era homosexual, y se pregunta qué pasa “si hay una persona homosexual en clase y resulta que este tema es tabú o si hay un chico o una chica trans y resulta que su único referente es la Veneno cuando hay personas trans que han estudiado, han tenido éxito y pueden ser referentes positivos”.

También destaca que “el lenguaje no es neutro, reproduce valores”. De hecho, entre las medidas previstas figuran revisar el proyecto lingüístico del centro para garantizar que sea inclusivo y hacer lo propio con la documentación “para incluir todas las identidades, así como la diversidad familiar”. De todas formas, Serra insiste en el carácter global de la coeducación, y explica la experiencia llevada a cabo con alumnos en la que comprobaron que el instituto no estaba adaptado para que un discapacitado físico pudiera moverse libremente por el edificio.

Y por último, insiste en la necesidad de acabar con los arquetipos tradicionales. “En el famoso bullying hay casos de homofobia, de transfobia, de ataques a la diversidad formal; es ‘yo soy normal y los demás no’, cuando la normalidad es totalmente diversa”, concluye.