UdL, treinta años con nota

El 12 de diciembre de 1991, hace justo 30 años, el Parlament dio luz verde a la ley de creación de la Universitat de Lleida (UdL) junto con las de Girona, Rovira i Virgili de Tarragona y Pompeu Fabra de Barcelona. Fue el último punto del orden del día del pleno y se aprobó con más displicencia que solemnidad.

Pero para Lleida fue un día histórico, al recuperar la universidad que ya había tenido entre 1300 y 1717 con el antiguo Estudi General. Precisamente, este era el nombre de la división que agrupaba a las titulaciones que la Universitat de Barcelona tenía en Lleida en 1991, que constituyeron la nueva UdL junto a Magisterio, que dependía de la Autònoma, y Agrónomos, de la Politècnica de Catalunya. La nueva institución se puso en marcha dirigida por una comisión gestora presidida por Víctor Siurana.

Este, que procedía del Estudi General, mayoritario en profesores y alumnos, parecía destinado a ser el primer rector. Sin embargo, en las elecciones, celebradas en mayo de 1993, saltó la sorpresa y fue derrotado por Jaume Porta, catedrático de Agrónomos, que se convirtió así en rector. Renovó su mandato en 1995 y 1999, y en 2003 le relevó Joan Viñas, que ocupó el cargo hasta 2011.

A este le sucedió Roberto Fernández, que ya había sido candidato frente a Porta y Viñas. Como los dos anteriores, renovó su mandato, que concluyó en 2019, cuando cedió el testigo al actual rector, Jaume Puy. Los cuatro hacen ahora balance de estos 30 años y dan su visión sobre la UdL.

valoración global “La universidad ha crecido mucho en estudiantes, espacios y ha diversificado mucho sus titulaciones. Por ejemplo, cuando en Lleida dependíamos de las universidades de Barcelona había muy pocas titulaciones de ingeniería y ciencias, y el aumento de la oferta de títulos ha sido un progreso para el territorio” afirma el actual rector, Jaume Puy. Jaume Porta también hace énfasis en esta cuestión.

“La oferta universitaria ha aumentado considerablemente y es una ventaja para los jóvenes, que pueden tener un acceso más fácil a los estudios superiores sin el coste económico que comporta para las familias tener que ir fuera”, manifiesta. “Además, el hecho de que tenga 10.000 estudiantes da mucha vida a la ciudad”, añade. Por su parte, Roberto Fernández subraya que “si uno o dos años antes de que su creación fuera aprobada me dicen que en 2021 tendríamos todo lo que tenemos ahora no lo hubiera creído, era impensable, solo una utopía por la que trabajar, todos los que hemos participado estamos muy orgullosos de lo conseguido”.

Mientras, Joan Viñas señala que “cuando se creó, queríamos que fuera una universidad como todas las demás, y no tiene nada que envidiar, participa en un campus de excelencia internacional y en diversos ámbitos estamos entre los mejores del ranking”. Precisamente, Puy indica que “a pesar de las dificultades financieras, el sistema universitario catalán sigue estando a la cabeza del español, y nosotros no estamos a la cola del catalán”. Puy y Viñas también destacan el gran salto que ha dado el número de titulados universitarios en Lleida, lo que no se explicarían sin la UdL.

El primero detalla que en 2001 solo un 5,2% de los mayores de 16 años de Lleida eran titulados universitarios, frente al 22,9% de Catalunya. Y diez años más tarde habían pasado a ser el 16,9%, cerca de la media catalana del 20’8% y al nivel de Girona y Tarragona. Ahora, falta conocer los datos de este año.

“La UdL y los ayuntamientos democráticos han sido los grandes transformadores de la ciudad y del territorio”, apunta Fernández. Treinta años después, ¿está suficientemente reconocida la UdL Fernández cree que “las clases medias y populares han hecho suya la UdL y estoy seguro de que la sociedad saldría a la calle si estuviera en peligro”. Ahora bien, precisa que “soy realmente crítico con el apoyo del empresariado de Lleida, creo que en general ha estado de espaldas a la UdL”.

Viñas lo secunda de forma más moderada. “Siempre creo que puede hacer más, especialmente las grandes empresas”, señala, aunque aplaude el trabajo de los empresarios que han presidido el consejo social de la UdL: Josep Maria Pujol, Ramon Roca y Delfí Robinat. Puy, actual rector, considera que hay que trabajar para que las empresas “vean que la UdL es un valor”.

Admite que le gustaría contar con más apoyo, pero destaca que sí que cumplen “con lo que debe ser su primera apuesta, que es dar empleo a los titulados”, ya que los de la UdL son los que tienen un mayor nivel de inserción laboral de las universidades catalanas. Porta también apuesta por reforzar lazos con las empresas. “Los empresarios han de ver que la investigación que igual no pueden hacer en su empresa sí pueden hacerla recurriendo a la universidad”, apunta.

¿Cómo valoran los exrectores sus respectivas etapas? “Fueron años de mucho entusiasmo en los que se fundieron tres culturas universitarias diferentes”, dice Porta. “Consolidamos la universidad, su internacionalización y la ampliación de titulaciones”, señala Viñas, “Creo que nuestra obra fue sensata, con novedades como Veterinaria o el campus de Igualada”, indica Fernández.¿Y cuál es el gran reto actual? Puy afirma que es “el recambio generacional”. “La edad media del profesorado es de 58 años, un 32% tiene entre 60 y 66, y solo un 9% tiene menos de 35”, detalla.

Y ello en un marco de estrechez presupuestaria, aunque precisa que una partida que han recibido de fondos de la UE a través del ministerio les ha permitido enviar al extranjero a más de una veintena de jóvenes doctorados, que tendrán la opción de volver a la UdL dentro de unos años. No obstante, ve necesario que el Govern haga un plan específico a nivel catalán.