Del encierro a la casi normalidad tras dos años

“Todos en casa”. Este fue el titular de este diario el 15 de marzo de 2020, el día después de que el Gobierno central aprobara el Estado de Alarma para imponer el confinamiento domiciliario en toda España, como fórmula para intentar atajar los contagios de coronavirus, que crecían exponencialmente, a la vez que el número de hospitalizados y fallecidos, solo un par de semanas después de haberse detectado los primeros casos a nivel estatal y seis días en Lleida. Todos los establecimientos de servicios no esenciales tuvieron que cerrar, al igual que los centros educativos, y solo podía salirse de casa para comprar productos básicos y trabajar, por lo que calles tan concurridas como las de Eix quedaron desiertas.

El 26 de abril comenzó una tímida desescalada al permitirse que los menores de 14 años pudieran salir acompañados una hora al día, y el 2 de mayo se autorizó la salida de la población en general para pasear y hacer ejercicio en franjas horarias por grupos de edad. Las restricciones a la actividad a y a la movilidad fueron relajándose progresivamente, aunque las sucesivas oleadas de la Covid provocaron que se volvieran a endurecer temporalmente. Ahora, tras la séptima ola en Lleida y la sexta en Catalunya y España, solo queda pendiente suprimir la obligación de usar mascarilla en interiores para volver a la normalidad.

Dos años que han alterado la vida cotidiana y que han tenido un impacto negativo en ámbitos tan diversos como la salud mental y la física. Para muchos, han sido los dos peores años de su vida.