EQUIPAMIENTOS CENTROS DE CULTO
Orden de derribo de las obras hechas para la mezquita de Alfred Perenya
La Paeria dio a la entidad dos meses para legalizarlas y no presentó ningún proyecto || Le concede un mes para que el local del número 63 vuelva a ser como antes
El local en el que una comunidad islámica quiere abrir una mezquita en el barrio del Clot.
El ayuntamiento ha ordenado a la asociación cultural islámica Barbahari de Lleida la restauración íntegra del local situado en el número 63 de la calle Alfred Perenya, derribando las reformas efectuadas para habilitar una mezquita, por haber hecho las obras sin licencia y tras haber expirado el plazo para legalizarlas. Esta resolución ha llegado después de que el pasado noviembre ordenara suspender las obras y desestimara conceder la licencia de apertura por incumplir la normativa. El 29 de diciembre, ratificó esta suspensión y concedió a la entidad dos meses para proceder a la legalización de las obras, plazo que empezó a computar el 5 de enero, cuando le fue notificada esta disposición.
Justo el día antes de que finalizara, la asociación presentó un escrito en el que alegaba que estaba redactando un nuevo proyecto, pero no presentó ninguno. Días después, los técnicos municipales de inspección urbanística emitieron un informe que concluía que había que proceder al restablecimiento de la realidad física alterada, al haber acabado el plazo concedido sin que la entidad hubiera presentado ningún proyecto o comunicación para legalizar las obras. La Paeria ha dado a la asociación islámica un mes para que lleve a cabo el derribo de todas las reformas que ha hecho en el local y le advierte de que, si una vez ha transcurrido este plazo no ha cumplido esta orden, podrá proceder a su ejecución forzosa, ya sea mediante la imposición de multas o bien contratando los trabajos necesarios de forma subsidiaria, que la entidad deberá costear.
Hace una semana entró en vigor la nueva ordenanza de equipamientos que regula los centros de culto. Teóricamente, esta mezquita, que preveía una aforo máximo de 200 personas, la cumplía, y unos 150 vecinos y comerciantes presentaron alegaciones contra esta nueva norma que fueron desestimadas por la Paeria. No obstante, en todo caso ahora será necesario que cumpla esa orden de derribo.
Además, el 30 de enero la Guardia Urbana constató que ya había entrado en servicio sin tener licencia, al hallar a 28 personas rezando en el local, lo que motivó que el ayuntamiento procediera a su clausura.
