CORONAVIRUS FIN DE LAS RESTRICCIONES
La mascarilla resiste: Muchos leridanos prefieren mantenerla unos días
El primer día del fin de la obligatoriedad de las mascarillas en la mayoría de espacios interiores transcurrió entre el alivio de los que no dudaron en desprenderse de ella, tras 700 días de imposición, y los que prefieren seguir usándola por el momento por precaución. Muchos establecimientos la mantuvieron ayer aún para sus empleados.
Alivio o recelo. Estos dos sentimientos fueron ayer los protagonistas en el primer día sin mascarilla obligatoria en la mayoría de espacios interiores, salvo para trabajadores y visitantes de centros sanitarios y residencias, farmacias y transportes, menos en andenes y estaciones (ver desglose inferior).
A primera hora de la mañana, el Boletín Oficial del Estado publicó la nueva normativa que aprobó el martes el Consejo de Ministros con la que se pone fin a 700 días de obligatoriedad en todos los espacios cerrados. Muchos ciudadanos no dudaron en desprenderse de ella sin problemas, mientras que otros muchos no ven claro dejar de usarla ya, cuando el virus todavía está activo. Los empleados de buena parte de los establecimientos comerciales y hosteleros del Eix Comercial seguían llevándola por “precaución”, aunque algunos se la bajaban cuando no había nadie en la tienda.
Entre los clientes, hubo desde defensores a ultranza de dejar de usarla a temerosos de contagiarse si no la llevan. En la mayoría de supermercados también la mantuvieron los trabajadores y muchos clientes, aunque en alguno había empleados sin ella. Y es que en el ámbito laboral también han dejado de ser obligatorias, pero las propias empresas pueden decidir si las mantienen o las retiran.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, insistió ayer en que deben ser sus servicios de salud y prevención los que valoren el riesgo en función de las características del puesto de trabajo. Para ello, las empresas disponen de una actualización de la guía “Procedimiento para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2 (Covid-19)” que detalla que deben tener en cuenta la ventilación adecuada, nivel de ocupación, mantenimiento de distancia interpersonal de 1,5 metros, tiempo de permanencia, actividad, temperatura y humedad relativa, utilización de espacios comunes (vestuarios o comedores), medios de transporte particular compartidos y existencia de personas vulnerables en el puesto de trabajo. Además, el documento determina que los servicios de prevención de riesgos laborales asesorarán al empresario, recabando antes “la opinión de responsables, mandos intermedios y representantes de las personas trabajadoras”.
A modo de ejemplo, la Cooperativa Lletera del Cadí, en La Seu, mantiene las restricciones en las zonas comunes, como en la sala para el almuerzo y en los vestuarios, y en las reuniones y formaciones también mantiene el uso de la mascarilla. Fuentes de la empresa láctea, que cuenta con unos 130 trabajadores, explicaron que en el resto de espacios de trabajo su uso es libre. “Todos los trabajadores realizan sus tareas con distancias superiores a los dos metros, por lo que hemos decidido dar libertad de decisión”, indicaron. Entre un 20 y un 30% de la plantilla todavía empleó ayer la mascarilla, informa C. Sans. En la empresa BonÀrea se permite a los trabajadores no usar mascarilla en los pasillos y las salidas. Siguen llevándola los empleados de despiece y envasado, aunque ya lo hacían antes de la pandemia, informa X. Santesmasses.
Por su parte, los sindicatos UGT y CCOO defendieron la voluntariedad de los trabajadores para continuar llevándola y la CEOE ve “inseguridad” y apuntó que no aceptarán que posibles contagios sean vistos como “responsabilidad” de las empresas. Asimismo, el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, cree que la capacidad de los centros de trabajo de decidir si se debe usar “traerá un poco de conflicto”, por lo que apuesta por la responsabilidad y descartó que la Generalitat proponga recomendaciones. El conseller dijo que esta nueva etapa de la pandemia “basada en el sentido común” y la responsabilidad requerirá un tiempo de rodaje, por lo que pidió empatía y respeto durante el proceso de adaptación. Asimismo, cifró en 4.500 millones el gasto en salud en Catalunya por la pandemia.
Se mantienen en centros sanitarios, residencias, farmacias y transporte
Pese a la retirada general de las mascarillas en interiores, siguen vigentes para trabajadores y usuarios de hospitales, ambulatorios y farmacias, en residencias solo para empleados y visitantes y en los transportes públicos, pero no en estaciones y andenes. Ayer el ministerio de Sanidad concretó que es obligatoria también para trabajadores de centros dentales, de reproducción asistida, fisioterapia y ortopedia, entre otros.
De hecho, concretó un centenar de tipos de centros sanitarios. En el caso de los geriátricos, el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, defendió que las personas mayores que viven en ellos no tengan que usar mascarilla ya, ni siquiera en los espacios comunes. “Para prevenir una infección no podemos hacer algo que dificulta la relación personal”, argumentó.
No obstante, el real decreto recomienda la mascarilla para las personas vulnerables, como mayores de 65 años, inmunodeprimidos y embarazadas en cualquier situación en la que “se tenga contacto prolongado con personas a distancia menor de 1,5 metros”. También aconseja “un uso responsable en los espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan o permanecen un tiempo prolongado”, en eventos multitudinarios y el entorno familiar y en celebraciones privadas “en función de la vulnerabilidad de los participantes”. En las administraciones públicas sí se levantaron las restricciones, aunque la mascarilla fue mayoritaria en dependencias muy concurridas como la Oficina Municipal de Atención Ciudadana (OMAC). Tampoco es obligatoria en los centros de trabajo de la Generalitat.
Los comercios no pueden obligar a clientes a llevarla
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, subrayó ayer que los establecimientos comerciales no pueden obligar a los clientes a llevar mascarilla, al estar ya en vigor el real decreto que elimina su obligatoriedad en la mayoría de espacios cerrados. “No es obligatorio llevarla”, remarcó en una entrevista en Onda Cero. Darias explicó que no se podría expulsar a un cliente de un comercio por negarse a usar cubrebocas, en caso de que el propietario se lo requiera, y añadió que solo pueden obligar a ponérsela a los trabajadores del establecimiento.