Pandemia, teletrabajo y turismo frenan la despoblación, según el Atlas Rural

Ya es casi oficial. Solo falta que se confirme esta tendencia en los próximos años. La pandemia abrió la puerta al éxodo urbano y al teletrabajo como forma generalizada de ejercer un número muy importante de empleos. También contribuyó a que el turismo de masas cayera en picado y el de naturaleza disparara el interés del viajero, durante los confinamientos y también después. Y la tercera edición del Atlas Rural (2022) presentada ayer aporta datos que lo avalan.

Por ejemplo: la cifra de municipios pequeños ha dejado de caer en picado en Catalunya. En 1975 había 814 municipios de menos de 5.000 habitantes; en 2001 eran 774; en 2011, fueron 737 y el año pasado, 736. En Lleida, el informe presentado ayer constata que entre 2020 y 2021 la población creció de forma generalizada en las comarcas del Pirineo con incrementos superiores al 2 y al 5%.

Por comarcas, de las cinco catalanas en que creció por encima del 2% dos son de Lleida: Alta Ribagorça y Pallars Sobirà, además de la Cerdanya. El Atlas 2022 apunta a una tendencia hacia la revitalación de la Catalunya Rural después de años, incluso décadas, de despoblación. El director del informe, Ignasi Aldomà, destacó ayer que esta tendencia apunta a una “fijación de nuevas familias (en zonas rurales) a partir del teletrabajo” y también a una repoblación derivada de la inmigración, que opta ahora por el campo.

También señala que una parte de la población “sin trabajo fijo específico” escoge el mundo rural y que el turismo ha generado más actividad en estas zonas, lo que da lugar a la “esperanza”. Además del padrón municipal, añade Aldomà, el número de alumnos matriculados en escuelas de pueblo también constata esta tendencia: pese al descenso del 5,2% de niños matriculados en infantil y primaria en el curso 2020-2021 frente al 2019-2020 en Catalunya, municipios rurales, también de Lleida, han registrado una recuperación escolar. Aldomà destacó asimismo que este incremento de la población rural genera riqueza y requiere servicios y que las políticas públicas deben acompañar el proceso, algo que ya se nota, dijo, en las de vivienda.

Efectos visuales para Marvel desde Puigverd de Lleida

Poco antes de la pandemia, Daniel Llussà (28 años) regresó a Puigverd de Lleida con la intención de buscar un empleo que le permitiera teletrabajar. Había estado varios años de periplo entre Barcelona, Madrid, Londres y Vancouver (Canadá), aprendiendo y trabajando como artista de efectos visuales. Ahora es autónomo y dedica casi toda su jornada laboral a la empresa alemana Trixter, un estudio de efectos visuales que a su vez trabaja para el universo Marvel, una productora estadounidense especializada en películas de conocidos superhéroes. En el currículum de Daniel figuran títulos como Star Wars: El ascenso de Skywalker (2919); Han Solo: Una historia de Star Wars (2018); Liga de la justicia, Piratas del Caribe (2017) o Un monstruo viene a verme, entre más de una veintena de películas. Y, sobre todo, Juego de tronos, serie para la que participó en los efectos visuales de dos episodios en 2016. “Antes de la pandemia, nuestra industria priorizaba la seguridad (en el sentido de confidencialidad) y el teletrabajo era imposible”, explica Daniel. Pero eso ha cambiado. Y, además, las empresas “le han visto la parte positiva” porque los costes han bajado “ya que no necesitan tantas oficinas” y los gastos  del trabajador, también, “especialmente, en alquileres y transportes”.

Daniel recuerda que cuando llegó a Puigverd “no había ADSL y podía llevar a cabo otros proyectos pero no me podía conectar a un sistema remoto”, que es tal como trabaja la empresa Trixter, con sedes en Berlín y Munich. Además, mantiene cada día reuniones con el equipo, de hasta 15 personas. “El 90% de los miembros del departamento trabajan remotamente”, explica. Antes de octubre de 2020, cuando la fibra llegó a Puigverd, “tenía 15 megas de velocidad (ahora son 300) y me tuve que instalar unos meses en casa de un amigo en Lleida para poder teletrabajar cuando comencé con esta empresa”. Ahora le basta con la oficina que se ha montado en la habitación de un apartamento junto a la casa familiar, dos monitores y un micrófono. El teletrabajo tiene futuro, sostiene Daniel Llusà.

Segundas residencias

A unos 190 kilómetros al norte de Puigverd, Antonio Solà es otro ejemplo de lo que puede hacer la generalización del telegrabajo. Es vecino de Riu de Cerdanya desde marzo del 2020. Antes de la pandemia de la Covid tenía su residencia ubicada en Barcelona pero con el las restricciones del confinamiento decidió dar un giro a su vida y trasladarse a su segunda residencia, que, desde entonces, se ha convertido en la primera. Desde aquí teletrabaja para una consultoría informática y como amante de la naturaleza asegura que “tiene claro” que continuará viviendo rodeado de montañas, informa C. Sans