IGUALDAD INVESTIGACIÓN
Un estudio constata acoso sexual a cuidadoras migrantes en Lleida
Cuatro de 16 mujeres que fueron entrevistadas en una investigación de la profesora de la UdL Mercè Espuñes || También sufren explotación laboral y racismo
Un estudio de la UdL constata acoso sexual, además de psicológico y vulneración de derechos humanos, a cuidadoras migrantes en Lleida, así como la explotación laboral y el racismo que sufren a causa de su situación de vulnerabilidad. Son las principales conclusiones de la investigación recogida en el libro Cadenes globals de cures feminitzades a Lleida, de la profesora de la UdL Mercè Espuñes, que se presentó ayer en la Factultat de Psicologia i Treball Social. Espuñes explicó a este diario que es el primer trabajo de estas características que se hace en Lleida, en el que se ha entrevistado a 16 cuidadoras de entre 21 y 56 años procedentes de varios países.
De estas, cuatro han señalado haber sufrido acoso sexual (incluso algún episodio de agresión sexual), pero sola una estuvo a punto de denunciar, aunque finalmente no lo hizo por miedo. “Se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad, la mayoría en situación irregular en el país, y tienen miedo a denunciarlo. Cada vez hay más mujeres que llegan solas, sobre todo de países latinoamericanos”, señaló Espuñes.
El trabajo incluye un informe de la profesora de la Universitat de Barcelona Sílvia Bofill, en el que colaboró Espunyes, que de una muestra de 525 trabajadoras del hogar de origen extranjero en 2019, el 11% habían sufrido acoso sexual en el último año, mientras que un 35% decía haberlo sufrido durante su vida laboral. En el informe de la UdL, se constatan comportamientos verbales y no verbales de naturaleza sexual, con el propósito de atentar contra su dignidad, que crean “un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo”. Asimismo, Espuñes señala que en el informe se constata también que estas mujeres trabajan en situación de esclavitud, con jornadas de hasta 15 horas al día, a veces sin contrato, con salarios bajos y en el caso de las que están internas en las viviendas donde trabajan, sin otro domicilio al que poder ir en su día libre.
“La sociedad necesita de estas mujeres para cubrir un espacio en el mundo laboral que ha quedado libre pero no se las valora”, denunció. Al respecto, señaló que sufren una triple discriminación por ser mujeres, pobres y por el color de su piel. “El primer paso es dar a conocer estas condiciones y reclamar responsabilidad a la administración, a la ley y a la sociedad para respetar los derechos de estas mujeres, que cada vez son más”, defendió.
Otra de las medidas es la necesidad de mejorar la atención a la Dependencia, con ayudas que llegan tarde, y con un aumento de los hogares unipersonales en una sociedad cada vez más envejecida.