Aprendizaje ameno de idiomas

La Escuela Oficial de Idiomas (EOI) inició sus cursos de idiomas de verano este pasado lunes. En total, más de cien alumnos se reparten en grupos de un máximo de veinte, en los que durante dos semanas aprenderán inglés, francés, alemán o chino. Los cursos, todos de 40 horas y con certificación oficial, son de iniciación a la lengua.

Aun así, de inglés se ofrecen desde el nivel básico A2 hasta el intermedio B2, y hay un grupo para jóvenes de 14 a 16 años que es el que más éxito tiene. En general, la mayoría de alumnos tienen entre 14 y 18 años, aunque los hay de todas las edades. El más veterano es Antonio, un profesor de universidad de 69 años que ha decidido continuar su formación en inglés durante el mes de julio.

Debido a la pandemia, en 2020 la EOI no pudo organizar ningún curso de verano. El año pasado sí se pudieron hacer, pero con mascarillas y las distancias de seguridad muy marcadas. De hecho, tuvieron que confinar a todo un grupo por un positivo.

Este verano, en cambio, el fin de las restricciones han permitido hacer las clases con más normalidad, con la cara descubierta y potenciando la interacción y sociabilización entre alumnos. De hecho, los profesores comentan que en sus clases quieren impulsar el diálogo mediante ejercicios grupales y aprender de una forma más lúdica y distendida que en los cursos ordinarios, que se ofrecen durante el año académico y son de 130 horas. La directora del centro, Judit Bòria, destaca que en julio tratan de hacer cursos menos exigentes.

“Hacemos salidas, ejercicios y diferentes actividades con las que durante cuatro horas al día se divierten y aprenden a la vez”, añade. Además, constatan que durante las vacaciones la mayoría de gente necesita bajar el ritmo, sobre todo los jóvenes que estudian el resto del año. Sin embargo, aunque la presión sobre los estudiantes sea menor, también se refuerzan la gramática, el vocabulario y aquellos aspectos académicos necesarios para poder dominar bien el idioma.

No obstante, tienen en cuenta que en muchos casos hay que empezar a enseñarlo de cero. En el caso del chino, casi todos los estudiantes ya tenían alguna noción de la lengua, pero no es lo habitual en otras aulas, como la de alemán o francés.