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La comunidad china ya gestiona uno de cada tres bares de Lleida

Pérdidas por la pandemia, aumento de los costes y falta de personal. Los bares y restaurantes de Lleida sufren una tormenta perfecta que además pone en peligro el relevo generacional de sus negocios. No obstante, la comunidad china está asumiendo parte de este relevo y en la capital ya regentan alrededor un tercio de los bares.

Vista general de tres bares de la calle Balmes de Lleida, una de las zonas de más ambiente de la ciudad, regentados por ciudadanos chinos.

Vista general de tres bares de la calle Balmes de Lleida, una de las zonas de más ambiente de la ciudad, regentados por ciudadanos chinos.S.C.D.

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La hostelería fue durante los momentos más duros de la pandemia uno de los sectores más perjudicados por las restricciones, su situación no ha mejorado mucho en los últimos meses. Y es que después de casi dos años cerrando y abriendo de forma intermitente y llevándose muchos negocios por delante, ahora se le suma el encarecimiento de los suministros y trabajadores para hacer frente a la demanda y garantizar un relevo generacional. Una verdadera “tormenta perfecta” según la Federación de Hostelería y los sindicatos, que reconocen que para remediar esta situación se deben aplicar cambios como dar mejores condiciones laborales y profesionalizar sus empleos.

Unas medidas que, admiten, quizás llegan tarde, pero son más necesarias para relanzar el sector. Mientras, la comunidad china es la única que por el momento mantiene su apuesta por este sector y actualmente sus miembros ya gestionan aproximadamente más de un tercio de los bares de Lleida ciudad. El secretario general de la Federación de Hostelería, Ramon Solsona, reconoce que “hay problemas para encontrar personal para los bares y restaurantes”.

Un hecho que atribuye a que “debido a la inestabilidad que generó en nuestro sector la pandemia, muchos hosteleros, cocineros y camareros probaron suerte en otros oficios en los que quizás cobraban menos, pero tenían mejores condiciones laborales y días libres y han preferido esta estabilidad que volver a ponerse detrás de la barra, aunque eso implique ganar menos porque, en definitiva, tienen más tiempo libre”. Por ello, Solsona considera que “esto no se soluciona pagando más, sino ofreciendo mejores condiciones laborales, pero hace falta más personal, es el pez que se muerde la cola y consideramos que para remediarlo se debe profesionalizar nuestro sector y hacer ver que no todo el mundo puede llevar un negocio como el nuestro”.Una opinión que también comparte el coordinador del área de servicios de CCOO en Lleida, José Manuel Romero, que añade que “ahora se prima más el confort y tener días libres, pero seamos sinceros, un empresario de la hostelería debe dedicarle muchas horas a su negocio para que prospere, pero eso no quita que haya contratos y condiciones abusivas en algunos negocios”. Romero añade que esta falta de trabajadores está provocando “la sobreexplotación de los que siguen con turnos interminables” y que “estamos pagando los platos rotos por no haber hecho las cosas bien desde un principio.

Aún estamos a tiempo de profesionalizar nuestro sector, hacerlo más atractivo y ofrecer mejores condiciones laborales, solo así podremos recuperarnos”. Su homóloga de UGT, Carme Valls, comparte la opinión de que “muchos trabajadores de la hostelería se fueron a otros sectores para ganar en estabilidad, condiciones laborales y días festivos y es normal que no quieran volver”. También señala que los jóvenes “no quieren vivir para trabajar, quieren disfrutar de la vida aunque sea cobrando menos y debemos priorizar que nuestros trabajadores estén bien, se sientan útiles y tengan vida más allá de su trabajo”.

Para ello, aboga por “profesionalizar nuestros empleos y mejorar sus condiciones salariales y laborales, así como no eternizar las categorías de los trabajadores, porque no puede ser que alguien esté 20 años como ayudante de camarero o de cocina, y lo plantearemos en la próxima negociación del convenio laboral”.

En cuanto al aumento de bares y restaurantes regentados por ciudadanos chinos, Solsona reconoce que “ya no hay el boom de hace unos años, pero son una parte indispensable de nuestro sector y han tomado las riendas de negocios cuyos dueños se iban a jubilar, protagonizando una especie de relevo generacional”. Por su parte, Romero recalca que “antes solo contrataban a otros ciudadanos chinos, pero esto ahora ha cambiado y emplean a gente de aquí y nos consta que, en general, ofrecen buenas condiciones y las cumplen, aunque ellos hagan luego jornadas interminables”.

Por último, Valls comparte que “ayudan a solucionar el déficit de relevo generacional porque hoy en día casi nadie quiere heredar un bar o restaurante por el trabajo que conlleva, y lo hacen manteniendo la esencia de sus antiguos propietarios”.El presidente de la Asociación de Paisanos Chinos en Lleida, Guofeng Ding, no quiso hacer declaraciones. La entidad tiene 500 socios y la mayoría de ellos regentan bares y restaurantes.

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