LLEIDA
«El recuento de Guissona se hizo en la rectoría»
En Guissona, el temor a que llegaran en cualquier momento los agentes de la Guardia Civil durante la jornada de votación del 1-O hizo que los responsables de la mesa electoral decidieran trasladar el recuento fuera del ayuntamiento. “Había sido una jornada dura y tensa para todos y no queríamos que en el último momento se llevasen la urna”, explica Josep Maria Ferreras, que estaba al frente de la mesa. El lugar elegido para contar los votos fue la rectoría de la iglesia.
El rector, Ramon Balagué, recuerda que abrió el garaje de su casa, entraron con el coche y tras cerrar la puerta trasladaron la urna hasta el despacho de la rectoría. Allí se llevó a cabo el recuento en el más estricto secreto. Ferreras explica que fue una jornada sorprendente y desconcertante, en el sentido de que cada uno tenía una misión clara que llevar a cabo y nadie conocía los encargos de los demás. De esta manera, a las 9 de la mañana, cuando Ferreras llegó al ayuntamiento de Guissona, se encontró con tres urnas en la entrada y los paquetes de papeletas. Él y el entonces alcalde, Xavier Casoliva, pagaron tres tabletas electrónicas de su bolsillo para llevar a cabo el control de las votaciones.
Ferreras recordó que más de medio centenar de vecinos de Guissona acamparon con tiendas en la plaza del ayuntamiento la noche anterior, con el fin de vigilar el lugar donde iba a celebrarse la votación y evitar que una intervención policial impidiera celebrar la jornada electoral al día siguiente. Pese al compromiso de gran parte de la población con la celebración del referéndum independentista, Ferreras reconoce que se vivieron momentos de miedo, a medida que avanzaba la jornada e iban difundiéndose imágenes y vídeos de acciones policiales que acababan con violencia para tratar de impedir las votaciones en localidades cercanas a Guissona, como por ejemplo Ponts, Estaràs y Montmaneu.