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Quejas por frío en el Rectorado, que tendrá obras de reforma en 2023

La UdL anuncia que ha captado para ello 1,5 millones de fondos Next Generation

Imagen de archivo del edificio del Rectorado.

Imagen de archivo del edificio del Rectorado.SEGRE

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El edificio del Rectorado es el más antiguo de la Universitat de Lleida. Esta situación, junto a la aplicación del plan de ahorro de la propia UdL y el decreto que obliga a poner la calefacción a 19 grados, está provocando algunas quejas de personal que afirma pasar frío en despachos. Algunos tienen mantas o afirman que se abrigan con dos calcetines, por ejemplo.

El plan no permite tener estufas o calefactores y elvicerrector de Infraestructuras, Narciso Pastor, indicó que por la tarde apagan la calefacción en la parte del edificio destinada a servicios administrativos, porque no trabajan, pero la mantienen en la zona de la facultad de Letras. Reconoció que hay quejas y apostó por “buscar puntos de equilibrio entre la confortabilidad y la eficiencia del consumo, reforzando la calefacción, si se puede”. Asimismo, anunció que “se ha conseguido una subvención de los fondos Next Generation de 1,475 millones que se invertirán en la eficiencia energética, en medidas como optimizar la calefacción y cambiar las máquinas, sustituir algunas ventanas (otras ya se cambiaron) e instalar sensores y leds”.

Señaló que las obras empezarán en 2023. Precisamente, la semana pasada se efectuó la subasta del precio de la energía que coordina el Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya, que establece el precio que pagarán las universidades y que ha comportado solo un ligera rebaja respecto a las previsiones de gasto energético para 2023. En concreto, de entre 100.000 y 300.000 euros.

Esto supone que los 5 millones que la UdL estimó que pagaría de más respecto a este año podrían ser al final 4,7, en el mejor de los casos. Este año el gasto ha sido de 1,6 millones. La gerencia confía en que la Generalitat incluya en su presupuesto de 2023 una partida para ayudar a compensar este incremento.

Pastor remarcó que tendrán dificultades para asumir la factura eléctrica y que tienen que hacer lo posible “para reducir el consumo energético tanto como podamos sin que afecte demasiado al día a día”. Para ello, están instalando placas solares, monitorizando los consumos de los edificios para detectar excesos, porque se quedan salas abiertas, por ejemplo, colocando sensores de movimiento en pasillos para que las luces se enciendan solo si pasa alguien e “instando a la comunidad universitaria a hacer un consumo responsable”.

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