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AEM, campo comprado a trozos
La Paeria cierra la adquisición de una de las dos terceras partes pendientes de este terreno || La otra, a la espera de los trámites de la nueva expropiación
La Paeria ha conseguido cerrar la compra de una de las dos terceras partes del campo de fútbol del AEM cuyos titulares habían recurrido ante los tribunales la expropiación efectuada en 2016. Entonces, el anterior equipo de gobierno municipal, con el aval del Jurado de Expropiación de Catalunya, consignó 67.500 euros para cada uno de los dos propietarios. Ambos recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), que el pasado año resolvió que, aunque era correcto valorar la parcela como si estuviera dedicada al cultivo de frutales, al estar en suelo rústico, había que cambiar un baremo, lo que encarecía la expropiación.
Uno de los dueños recurrió de nuevo ante el Tribunal Supremo, mientras que el otro no, y este último y la Paeria han alcanzado un acuerdo amistoso. Según fuentes municipales, el importe acordado es de 114.403,13 euros. Este pacto tuvo lugar poco antes de que el Tribunal Supremo resolviera el recurso de la otra titular, que reclamaba algo más de 382.000 euros por su tercera parte al considerar que el sistema de valoración como parcela de frutales era incorrecto y que había valorarlo en función de su uso para la actividad deportiva.
El Supremo no le dio la razón en cuanto a la cantidad reclamada, pero sí en cuanto al sistema de valoración, y sentenció que hay que reiniciar la expropiación, destacando que eta parcela se utiliza como campo de fútbol desde hace más de 50 años. Con toda probabilidad, el importe final será más bajo que el que reclamaba la propietaria, pero más alto que lo que ha abonado ahora la Paeria por la otra tercera parte. Todo ello cuando ya se han cumplido 17 años desde que el entonces alcalde Àngel Ros firmara la adquisición de la primera tercera parte del campo a uno de los hermanos Recasens por 104.305 euros.
El hecho de que la parcela del campo de fútbol del AEM estuviera repartida en tres propiedades obedece a que el que era su titular único, Josep Recasens, murió sin herederos directos, por lo que sus tres hermanos se hicieron con la copropiedad indivisa, de acuerdo con la ley de Sucesiones. Josep era el que en su día había cedido al club en usufructo durante 25 años y a cambio de 500 pesetas anuales el uso y disfrute de las instalaciones, con la idea de que en el futuro acabaran siendo de propiedad municipal. Al final, esta última premisa se cumplirá, pero con unos cuantos años de retraso y con un coste para las arcas municipales bastante superior al previsto inicialmente.