Despensa de fruta y verdura de Ponent

El Mercado Central de Frutas y Verduras de Lleida, incluido en el Centro Integral de Mercancías (CIM), acaba de cumplir veinte años en su ubicación del polígono del Camí dels Frares, donde se trasladó en 2002 desde la avenida Tortosa, en Pardinyes. Desde este equipamiento municipal, se abastece de fruta y verdura fresca a tiendas, supermercados, establecimientos hosteleros y paradistas de mercados de la ciudad de Lleida, poblaciones del entorno, comarcas próximas e incluso de Andorra, Igualada y parte de los municipios de la Franja de Aragón. Los operadores venden sus propios productos, pero en el mercado operan también mayoristas (asentadores), que solo comercializan, pero no producen.

Actualmente, la Paeria tiene concedidas licencias de forma fija y anual a 51 productores de l’Horta de Lleida y de un radio de hasta 60 kilómetros. No obstante, la responsable del área de Mercados indicó que también otorgan licencias eventuales, este año 47, a productores de frutas o verduras estacionales, que no acuden no forma regular todo el año, sino en una temporada concreta.En cuando a los asentadores, son 14 y comercializan todo tipo de verduras, frutas y hortalizas. Ocupan la nave principal dividida en 22 almacenes y tienen un régimen de concesión de dominio público.

Tres de los operadores gestionan, además, naves de preparación y envasado de productos.El alcalde, Miquel Pueyo, y la concejala de Comercio, Marta Gispert, visitaron ayer el equipamiento y los operadores indicaron que están recuperando el ritmo de actividad de antes de la pandemia. De hecho, ayer fue la jornada con más movimiento de la campaña de Navidad. El ayuntamiento está trabajando en proyectos de mejora del equipamiento, sobre todo relacionados con la sostenibilidad y la seguridad.

Así, ayer mismo se comenzaron a instalar placas solares en las naves de almacenaje, conservación y preparación de productos destinadas a generar energía para autoconsumo. Además, está en estudio la creación de una comunidad energética en el Mercado Central, que serviría para ahorrar en la factura energética tanto del alumbrado público como de los propios operadores. Están previstas también mejoras en el control de acceso y la instalación de una ‘deixalleria’ y cámaras para reducir las malas prácticas en la gestión de los residuos.

Este año se han colocado ocho cámaras de vigilancia para mejorar el funcionamiento del mercado y se pondrán doce más.