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LO MÁS VALORADOLO MENOS VALORADO

La UdL vista por su alumnado

Protagonistas?  En primer plano, cuatro de los doce estudiantes de últimos cursos de grado que han dado su opinión para este reportaje, en el que han participado alumnos de cuatro de los campus de la UdL; Rectorado, Cappont, Ciencias de la salud  ...

Protagonistas? En primer plano, cuatro de los doce estudiantes de últimos cursos de grado que han dado su opinión para este reportaje, en el que han participado alumnos de cuatro de los campus de la UdL; Rectorado, Cappont, Ciencias de la salud ...JORDI ECHEVARRIA

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La labor académica e investigadora de la universidad es evaluada en múltiples rankings nacionales e internacionales. Pero, ¿cómo ven a la Universitat de Lleida los propios estudiantes que ya llevan unos años en ella? Este reportaje recoge la opinión de una docena, que en general están satisfechos, aunque afirman que hay margen de mejora.

Elegir un grado y la universidad donde cursarlo es un momento clave para los jóvenes que deciden iniciar estos estudios. Solo al cabo de un tiempo estarán en condiciones de valorar si han acertado o no con ambos.

En este reportaje, doce alumnos de la Universitat de Lleida (UdL) que se encuentran en la recta final de sus estudios valoran los puntos positivos y negativos de la universidad y también de la ciudad.

En general, opinan que uno de los puntos más significativos a favor de la UdL son las prácticas que llevan a cabo antes de iniciar la vida profesional. “Las prácticas son un buen puente entre una carrera y el mundo laboral” dice Héctor Delegido, estudiante del doble grado en ingeniería informática y ADE.

A pesar de ser uno de los aspectos que más agradecen, también ha sido uno de los más criticados, ya que creen que la cantidad de horas realizadas es insuficiente.

Otro aspecto en el que coinciden, sobre todo los alumnos de grados de ciencias, es que en el primer año de carrera las asignaturas son muy genéricas, provocando la duda de si realmente están estudiando lo que les gusta. Esto les desmotiva y creen que quizá estaría bien cursar alguna asignatura más específica el primer curso, ya que, en algunos casos, esto no ocurre hasta tercero.

Sobre los docentes, todos piensan que hay una gran diversidad de niveles. Creen que hay grandes profesionales y expertos en sus respectivas áreas de los que han aprendido mucho, pero en otros casos se han encontrado docentes que basan sus clases en leer un documento, sistema que desmotiva mucho al alumnado.

“Los mejores profesores que he tenido son aquellos que ejercen la profesión además de hacer clase”, comenta Sara Saal, estudiante de Trabajo Social. “Siempre hay alguno que desentona, pero por lo general son bastante buenos”, afirma Ariadna Serrabona, estudiante de Biomedicina.

Respecto a la evaluación, mayoritariamente los exámenes son los que tienen más peso en la nota final y, en los grados más prácticos, coinciden que, a pesar de que la teoría es fundamental, se debería tener más en cuenta saber aplicarla. “Hay otras formas de evaluación que demuestran mejor lo que sabe cada alumno”, indica Ester Gallinat, estudiante de Enfermería. Generalmente, también están en desacuerdo con las clases obligatorias.

“Los estudios universitarios son postobligatorios. Se entiende que los haces porque quieres, ¿no? Entonces esta ponderación de la asistencia no creo que tenga sentido” apunta Mariona Massafret, estudiante del doble grado de Educación Infantil y Primaria. En cambio, en el caso de las clases prácticas, sí que ven necesario este control.

La mayoría creen que es posible compaginar la vida académica con la personal, aunque creen que hacerlo con un trabajo es más complicado y en algunos casos hasta imposible. Mariona Massafret explica que desde segundo ha estado compaginando vida laboral y estudios y “vas de culo, pero lo haces”. Además, añade que “hay profesores que no te lo facilitan, quieren que vayas a clase sí o sí”. Los dobles grados son los que ocupan más horas a los alumnos, ya que sus horarios suelen ser más extensos y el volumen de trabajo más elevado.

Un hecho que los alumnos creen difícil valorar es el impacto que tuvo la pandemia del coronavirus. La interrupción de la actividad presencial descolocó a muchos, sobre todo a los de primer curso que son de fuera de la ciudad y que justo empezaban a acostumbrarse a la vida en Lleida, que se vieron obligados a volver de un día para otro a sus casas.

“Para mí, que estaba muy bien en Lleida, volver a casa fue complicado. Ya me había adaptado y tenía mi rutina, volver a casa fue duro”, dice Laura Turmo, estudiante de Psicología. Aunque algunos subrayan que lo que más les costó fue la vuelta a Lleida al retomar la actividad presencial.

“El regreso en segundo fue lo más duro, porque nos conocíamos de hacía muy poco, y al volver cada uno había pasado por cosas, no éramos los mismos que cuando nos conocimos en la prepandemia”, relata Diego Banzo, estudiante de Comunicación y Periodismo Audiovisuales. Volver a adaptarse a la “normalidad” también fue difícil para muchos y algunos reconocen que les costó rehacer su vida.

Por otro lado, para otros el estar tanto tiempo encerrados tuvo el efecto contrario, haciendo que volver a Lleida fuera un alivio. “Estoy muy bien aquí. Es como un pueblo grande, hay mucha gente a la que eso no le gusta, pero a mí sí”, opina Mario Peregrino, estudiante de Biotecnología, y varios alumnos coinciden con él.

Todo queda muy cerca, y es fácil llegar a todas partes andando o en transporte público. “Quizás es porque soy de pueblo y estoy acostumbrada a lo mínimo” señala Serrabona, sobre el transporte público. Considera que “algunas líneas de autobús interurbanas deberían pasar con más frecuencia y ampliar su recorrido”.

Más alumnos se suman a esta queja: “la bolera y el cine quedan lejos y no es nada práctico”. La falta de oferta de ocio o de variedad de este figuran entre los comentarios más recurrentes; “Faltan discotecas”. Así de claro lo tienen muchos de ellos, que se quejan de la poca variedad del ocio nocturno.

Y es que algunos piensan que Lleida es una ciudad dormitorio. “Le falta un poco de orgullo de pueblo” sostiene Arnau Sorribas, estudiante Agrónomos , entre risas. “Y publicitar la ciudad como tal; la gente no viene a Lleida de visita” añade.

Estas opiniones se repiten bastante, junto con la sensación de que Lleida necesita potenciar su turismo y mejorar los espacios públicos. “Yo estoy muy a favor de los espacios verdes, es lo que más echo de menos de mi pueblo, y tal y como es Lleida, creo que podría tener muchos más” subraya Massafret. “La gente haría mucha más vida en la calle”, apunta.

Entre estas demandas, la más repetida es la necesidad de una mejor limpieza. “Últimamente creo que la ciudad está un poco sucia, y es una pena” manifiesta Lydia Garcia, estudiante del doble grado de Turismo y ADE. También añade que no cree que sea una ciudad fea, pero sí descuidada. “Quizás lo veo porque soy estudiante de Turismo, pero si pudiese mejorar algo, mejoraría las infraestructuras de la ciudad, las necesarias”, precisa.

A pesar de las quejas que expresan los estudiantes, la mayoría concluyen que han estado muy a gusto tanto en la ciudad como en la universidad y al preguntarles si volverían a escoger Lleida y la UdL, cerca del 90% admiten que repetirían.

Protagonistas?  En primer plano, cuatro de los doce estudiantes de últimos cursos de grado que han dado su opinión para este reportaje, en el que han participado alumnos de cuatro de los campus de la UdL; Rectorado, Cappont, Ciencias de la salud  ...

Protagonistas? En primer plano, cuatro de los doce estudiantes de últimos cursos de grado que han dado su opinión para este reportaje, en el que han participado alumnos de cuatro de los campus de la UdL; Rectorado, Cappont, Ciencias de la salud ...JORDI ECHEVARRIA

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