Los erizos también van al 'cole'

LLos alumnos de educación Infantil de la escuela Alba tienen actualmente unos compañeros de lo más especiales. Se trata de cinco erizos cedidos por el Centro de Fauna de Vallcalent, que viven temporalmente en el patio del colegio. Los niños los observan y cuidan, y sirven como “hilo conductor” para trabajar el lenguaje, la escritura, las matemáticas y la plástica, entre otras competencias, explica el técnico de educación Infantil Oriol Rebull, responsable del Aula Viva de la escuela.

Los pequeños están encantados con los erizos, que viven en una zona vallada en el patio, y se muestran muy motivados a la hora de participar en sus cuidados. Les dan de comer los alimentos que les proporciona el Centro de Vallcalent (gusanos, pequeños animales muertos, huevos y, como complemento, pienso de gato) y los pesan cada semana para ver si han engordado. Si han ganado peso, saben que están bien y si no, que hay que llamar al veterinario.

Asimismo, anotan el peso de cada uno en cuaderno y de este modo practican la escritura y conceptos matemáticos. Esta semana todos los ejemplares superan los seiscientos gramos y no llegan a los ochocientos. Cuando alcancen un peso superior al kilo, serán liberados en el entorno de la escuela, que es su hábitat natural, ya que está situada en una zona boscosa.

Este es el tercer año que la Escola Alba lleva a cabo este proyecto transversal con erizos, en el que participan los alumnos de P-3, P-4 y P-5, y anteriormente habían acogido lechuzas con el mismo propósito, indicó Rebull. “Potenciamos el eje de naturaleza”, subraya, y detalla que este año para el libro de Sant Jordi que entregarán a la familias estudian los animales de su entorno. De hecho, los niños conocen perfectamente la anatomía de los erizos, que existen los africanos y los europeos, su dieta, que son nocturnos y tienen muy buen oído y olfato, que se hacen bola para protegerse e incluso curiosidades como que saben nadar.

El responsable del Aula Viva remarca que no han bautizado a los erizos “porque no son mascotas sino animales salvajes”, y apunta que los distinguen por una especie de hilo de color que han colocado a cada ejemplar o por alguna característica específica, como tener las púas más blancas, por ejemplo.