EDUCACIÓN REPORTAJE
Alumnos y profesores a la vez
Ser alumno es una etapa por la que pasa todo el mundo, y siempre hay algún profesor al que se recuerda con cariño. Es este recuerdo el que a veces motiva a algunos estudiantes a seguir los pasos de sus educadores y a formarse para ser su relevo. Esta transición algunos la empiezan incluso antes de las prácticas correspondientes a sus estudios en la universidad, ya que buscan otras formas de adentrarse en el mundo profesional.Este es el caso de Maria Capilla, quien empezó su camino como profesora cuando aún estaba en Bachillerato, haciendo repaso de matemáticas a una niña de sexto de Primaria.
A partir de ese momento, le surgieron más propuestas para hacer repaso a otros niños. Después de esta primera experiencia, al empezar segundo de carrera “me planteé trabajar en una academia y encontré una donde estoy actualmente”, afirma.Las prácticas de la universidad también han sido de gran ayuda para estos jóvenes para prepararse de cara al futuro. Núria Rodriguez, licenciada en Educación Infantil el curso pasado, comenta que después de tres años haciendo prácticas “fue cuando noté más el cambio porque me di cuenta que tenía más autonomía y además, después de haber estado tres años entre niños, muchos conceptos ya los tenía consolidados”.
Es esta preparación previa antes de graduarse y dedicarse exclusivamente a la enseñanza la que les ayuda a darse cuenta de cómo quieren ser en un futuro. “Hay bastantes profesores de la vieja escuela y en lo primero que me está ayudando [las prácticas] es en ver como podría modificar algunas de estas prácticas tradicionales cuando empiece a ejercer como profesor. Cambiaré aquellas cosas que veo en algunos compañeros y que pienso que no quiero hacer así”, declara Miquel Casafont.
Muchos de ellos hacen hincapié a la importancia que tiene su profesión, y lo poco valorada que está a nivel social. Los niños pasan una gran parte del día en el colegio, lo que significa que se verán influenciados por las actitudes y los valores que vean en sus educadores. Según Arnau Martí, “no creo que se valore suficiente la labor docente.
La gente no ve el trabajo que hay detrás”. Maria coincide con esta idea y lo explica diciendo que “yo creo que un profesor tiene un papel igual de importante que un médico. Un médico te curará y te ayudará con la salud, que es de las cosas más importantes, pero si eres profesor, eres el responsable de motivar a las futuras generaciones para estudiar sino, no tendríamos a estos médicos”.
“Si tienes una figura que siempre te anima a que sigas adelante, lo acabarás consiguiendo, y por eso creo que es muy importante no menospreciar a los educadores”, añade. Los profesores no solo enseñan matemáticas o lengua, son también los encargados de dar pautas a los niños sobre cómo relacionarse con sus compañeros y su entorno. “Estás inculcando unos valores y una ética a los niños”, sostiene Lydia.
“Si trabajas en una oficina enfrente de un ordenador da igual los valores que tengas como persona, que no afectarán a tu trabajo, en cambio los profesores son directamente responsables de los valores que muestran en clase, porque son los que aprenderán los niños” destaca. Todos coinciden en que para dedicarse a esto, la vocación y la paciencia son esenciales, aunque creen que hay otras habilidades que también son necesarias, como saber encontrar soluciones con rapidez. “Tienes una clase montada y pueden surgir 25 problemas diferentes.
Es entonces cuando te tienes que adaptar y no bloquearte, tienes que buscar alternativas” apunta Maria. Además, también añaden que te tienen que gustar los niños, ya que pasan muchas horas con ellos. “Los niños notan si no te gusta y se revolucionan o no te hacen caso”, asegura Diego Banzo.
Apuestan por diversificar los métodos de eneñanza
Casi todos que trabajan de docentes apuestan por una diversificación de los métodos de enseñanza. Creen que la educación sería más efectiva si el temario y la forma de enseñarlo se adaptara a cada niño. “Hay que dejar un poco de lado el libro y trabajar más con los alumnos” afirma Arnau.
“Lo primero que hay que hacer es reducir el número de alumnos por aula para poder trabajar con las necesidades de cada niño” asegura Núria.Varios también coinciden en que se tendría que encontrar un equilibrio entre el trabajo por proyectos, ser creativo y la forma de estudiar tradicional ya que, como apunta Miquel, “luego llegan al instituto y a la universidad y no se trabaja por proyectos”. Otros añaden que no solo las matemáticas y la lengua son importantes, y consideran que debería añadirse a la educación otro tipo de formaciones necesarias en el día a día, como son la resolución de conflictos o la gestión de las emociones. “También creo que en el instituto deberían enseñar economía doméstica y cosas de este estilo para prepararnos para la etapa adulta” concluye Lydia.