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SANIDAD TECNOLOGÍA

'Vigilancia' a distancia a 2.000 leridanos con marcapasos con control remoto

Se conectan a un receptor o una aplicación y transmiten información al Arnau

Las tres enfermeras encargadas de gestionar la información que los dispositivos transmiten al Arnau.

Las tres enfermeras encargadas de gestionar la información que los dispositivos transmiten al Arnau.S.E.

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El Arnau de Vilanova 'vigila' a distancia a unos dos mil pacientes que llevan implantados marcapasos o holters con control remoto para tratar o monitorizar problemas del corazón. Este sistema aumenta su seguridad, al estar controlados de manera permanente, y al mismo tiempo reduce el número de visitas presenciales en el hospital.

Unos 2.000 leridanos llevan implantados marcapasos o holters con control remoto para tratar o monitorizar problemas del corazón y son ‘vigilados’ a distancia desde el Arnau de Vilanova, de manera que están controlados permanentemente reduciendo al mismo tiempo sus visitas presenciales al hospital, indicaron los doctores Fernando Worner, jefe del servicio de Cardiología, y Diego Menéndez, coordinador del servicio de arritmias. Detallaron que estos dispositivos se conectan a un receptor, una especie de router o Smartphone de los que también disponen los pacientes o bien a través de una aplicación de su móvil, y envían al hospital de forma segura y cifrada información sobre la actividad de su corazón, que están registrando constantemente.

Desde el Arnau, son tres enfermeras las encargadas del control de estas transmisiones, Lourdes Hernández, Joana Hernández y Rosa Mari Oliver. Gestionan más de 250 alarmas al día, pero el doctor Worner precisó que más de un 90% son banales, es decir, que avisan de una incidencia menor que no representa una emergencia. Estas enfermeras también hacen el control de las heridas una vez implantado el marcapasos y las primeras revisiones.

Cuando se recibe una alarma, hay que revisar la historia clínica y llamar al paciente si es necesario. Hay alarmas que se especifican en los dispositivos, por ejemplo que envíe un informe cada cierto tiempo, y otras que se trasmite automáticamente porque ha habido una arritmia o también por un fallo del aparato. Los dispositivos con control remoto se utilizan desde hace años, pero su implantación aumentó de forma exponencial desde la pandemia.

El jefe de Cardiología y el coordinador del servicio de arritmias del hospital

Worner remarcó que sus ventajas son una mayor seguridad para el paciente así como evitarle desplazamientos innecesarios al hospital, sobre todo para los que viven en zonas alejadas de la capital aunque en general para todos, porque la mayoría de las personas con estos dispositivos tienen más de setenta años. De todos modos, a unos pacientes se les programan visitas telefónicas y se les cita si hay alguna incidencia, otros tienen visitas remotas y presenciales y a otros se les mantienen las presenciales igualmente.El doctor Menéndez explicó que existen tres tipos de dispositivos. Unos son los holters, que solo monitorizan, no tratan.

Detectan si hay arritmias rápidas o lentas o alteraciones del ritmo que puedan explicar pérdidas de conocimiento (síncopes) u otros síntomas como palpitaciones. Se implantan de forma subcutánea a personas con riesgo de arritmias graves que pueden llevar a una muerte súbita o a producir un ictus. Los otros dos son marcapasos, cuya función principal es tratar, pero que también registran y transmiten. En este grupo, unos son sistemas de estimulación básicos que tratan bradicardias (frecuencias cardiacas bajas) severas y reemplazan el sistema de conducción eléctrica natural del cuerpo, cuando falla de manera irreversible. “Cuando el corazón sufre un ‘apagón’, el marcapasos lo suple”, ejemplificó Worner. Otros son más avanzados y a su vez se dividen en dos subgrupos.

Unos se llaman resincronizadores cardiacos, se usan para tratar pacientes con insuficiencia cardiaca y con un trastorno de la conducción eléctrica dentro de los ventrículos, que el aparato resincroniza. Es decir, hacen que el corazón se contraiga todo a la vez, en lugar de primero una zona y después otra, y así el latido es mucho más eficiente. Los otros son desfibriladores automáticos, que tratan las taquicardias malignas que pueden producir una parada cardiaca o bien la propia parada, a través de una descarga eléctrica o con una estimulación de impulsos muy rápidos. Asimismo, algunos pacientes con insuficiencia cardiaca y alto riesgo de arritmias malignas pueden precisar de un aparato que desarrolle las dos funciones al mismo tiempo (resincronizar y desfibrilar).

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