EDUCACIÓN INNOVACIÓN
Alumnos de Lleida aprenden latín siguiendo un método alternativo
El latín es una lengua más viva que nunca en el instituto Ronda, donde nueve alumnos de segundo de Bachillerato y doce de primero lo estudian de una forma poco convencional: en vez de memorizar las listas de palabras, las tablas de declinaciones o la gramática explícita –como se hace en casi todos los centros–, lo aprenden enfrentándose directamente a textos de una forma “no artificial, usando la lengua tal como es”. Así lo explica su profesora, Neus Cabré, que también imparte Griego siguiendo este método alternativo. Este sistema inductivo-contextual de aprendizaje fue introducido por el profesor danés Hans Henning Ørberg en su obra Lingua latina per se illustrata, publicada entre 1953 y 1961.
Propone que los alumnos se introduzcan al latín a través de textos en que el vocabulario puede ser deducido gracias al contexto, por lo que pueden entenderlo sin necesitar un diccionario o traducción previa.“Cuando acabé mis estudios descubrí que era incapaz de entender nada sin la ayuda de un diccionario”, asegura Cabré. “En mis primeros años como docente, sentía que mis alumnos no entendían nada de lo que explicaba”, añade. Todo cambió hace unos seis años, cuando descubrió esta metodología para aprender latín y griego como lenguas modernas.
Tiene un grupo con otra decena de docentes de la demarcación que también los enseñan usando este sistema, y se encuentran una vez al mes para compartir sus vivencias en las aulas. “Este método me permite introducir estructuras sintácticas complicadas, como los infinitivos o los participios, en primero de Bachillerato cuando lo habitual sería hacerlo en segundo”, explica la profesora. “Además, siento que los alumnos lo pasan mejor porque entienden lo que hacen”.
Así lo constatan Adrià, Andrea, Aroa y Martí, cuatro de los alumnos de segundo de Bachillerato del centro. “Es más cómodo y me motiva más”, explica Andrea. “Entendiendo lo que hacemos, estudiar la lengua después es mucho más fácil”, añade Martí.
“Al principio me descolocó un poco, pero hemos acabado adquiriendo una visión global del latín”, asegura Aroa.Cabré valora que las humanidades “están muy desprestigiadas, casi nadie sabe lo que hacemos y no se percibe su utilidad”. Lo mismo opinan los alumnos, a los que muchos de sus compañeros les dicen que “no sirven para nada”. Aun así, Cabré ve un lado positivo: no tener que coordinarse con otros profesores para establecer su método docente, ya que es la única profesora de latín del Ronda.
“Además, en una clase de 30 alumnos sería imposible aplicar este método”, asegura. Ante esta “crisis de las humanidades”, el instituto Ronda introduce en cuarto de ESO el itinerario Minerva, que orienta a los alumnos hacia el uso de las lenguas, la literatura, el arte, la historia y el pensamiento crítico. Si cursan Latín o Griego, los alumnos pueden participar en concursos literarios. Asimismo, el centro asegura que desde que trabajan con esta metodología los resultados de sus alumnos en la selectividad son superiores.
«Así se entiende mucho mejor lo que hacemos, es más útil»
“Escogí el Bachillerato humanístico porque siempre me han gustado las letras. He estudiado Latín siguiendo el método tradicional y este nuevo, que me gusta más sin ninguna duda porque se entiende mucho mejor lo que hacemos y no tenemos que memorizar tablas ‘porque sí’. Leyendo textos y practicando el habla y la escritura le veo mucha más utilidad y he acabado entendiendo cómo funciona la lengua. Quiero estudiar Ciencias de la Antigüedad en la Universitat Autònoma de Barcelona, así que estoy convencido de que haber aprendido el latín y el griego de esta manera me será muy útil para traducir textos. Si no se saben aplicar, saberse tablas de memoria no sirve de nada”.