Mercadillos en la encrucijada

Los mercadillos no son simples espacios donde se compran y venden productos, sino que suponen “un punto de encuentro para establecer relaciones sociales, mucha gente se lo pasa bien visitando las paradas y crea vínculos con los vendedores”. Así lo defiende el vicepresidente de la asociación de comerciantes ambulantes de Ponent, Paco Salazar. En Lleida hay dos –los jueves en el parking del Camp d’Esports y los sábados junto al pabellón Barris Nord en Pardinyes–, y la asociación de comerciantes teme que en unos años acabarán desapareciendo.

“Ya no veo los mercados como un proyecto de vida, se están muriendo”, asegura Salazar. Atribuye las causas al cambio de modelo de distribución –la aparición de grandes supermercados y la irrupción de la compra online– y al encarecimiento de los productos. Un hecho indicativo que lo prueba es que no existe ninguna lista de espera para poner una parada.

La Paeria explica que “hay interés, gente que pide información, pero no se hace porque a las paradas se accede mediante un concurso público de las licencias de venta no sedentaria”.La principal demanda de la asociación es reducir a la mitad sus tasas durante unos años. Salazar apunta que “continúan siendo muy altas, debemos darle la vuelta porque hemos reducido nuestras entradas económicas, muchos comerciantes dependen de ayudas sociales y les resulta difícil subsistir”. Explica que la tasa municipal para poner un puesto en los mercados es de unos 150 euros mensuales, dependiendo de los metros de la parada, y calcula que los gastos medios de un vendedor son de 800 euros al mes.

“Trataré de sentarme con el alcalde y con los de otros municipios con grandes mercados para buscar fórmulas de subsistencia”, añade. Por su parte, el ayuntamiento indica que no se dan casos de tener que expulsar a alguien por impago de las cuotas y detalla que “miramos de buscar una solución si hay algún caso que presenta algún problema de solvencia en un momento determinado”.Salazar indica que muchos productos de ropa se venden por 3 euros porque son de segunda mano y que la mayoría de personas que frecuentan este tipo de paradas suelen ser “inmigrantes y personas con menos recursos que buscan precios muy bajos”. Asegura que muchos jóvenes van a algunos como el de Torrefarrera, pero “la mayoría de clientes en los de Lleida tienen 40 años o más”.

Asimismo, apunta que el hecho que la mayoría de paradistas sean de etnia gitana “ha favorecido mucho su integración”.En el mercado del Camp d’Esports hay 155 paradas: 130 de equipamientos de la persona y el hogar –principalmente ropa–, además de una bocatería y 24 puestos de fruta y verdura. De estos, 12 son de revendedores y la otra mitad son de proximidad. En el mercado de Barris Nord son 160 las paradas de ropa y 56 las de fruta y verdura (21 de revendedores y 35 de productores de proximidad), que con una rosticería y una bocatería suman 218 puestos.