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Grandes retrasos en obras domésticas por falta de personal y de materiales

De hasta un año, ya que electricistas, fontaneros o carpinteros no dan abasto

Alumnes d'un curs que ofereix el gremi d'instal·ladors per obtenir una habilitació electrotècnica

Alumnes d'un curs que ofereix el gremi d'instal·ladors per obtenir una habilitació electrotècnicagremi d'empreses instal·ladores de Lleida

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Los oficios tradicionales, como los carpinteros o fontaneros, sufren una carencia de personal titulado debida a la falta de relevo generacional, a lo que los empresarios intentan darle solución formando a sus empleados. También tienen problemas de suministro de materiales, con demoras de hasta un año. Todo ello provoca grandes retrasos en las obras.

Los profesionales de oficios tradicionales como los fontaneros, carpinteros o electricistas se ven obligados a retrasar durante varios meses sus trabajos e incluso a seleccionar cuáles pueden llevar a cabo porque sufren una carencia de personal cualificado debida a la falta de relevo generacional. A esta adversidad se le añaden los retrasos en el suministro de materiales que arrastran desde la pandemia y hacen demorar todavía más los proyectos hasta más de medio año. “Todos estamos igual, no acabo de ver claro el futuro de las instalaciones porque los jóvenes cada vez tienen menos ganas de dedicarse a este sector”, valora Gerard Campanera, fontanero y tesorero de la Agrupació d’Instaladors de Serveis de la Construcció de Lleida (Agrisec). Su presidente, Francisco Grau, explica que las 9.000 empresas catalanas del sector solo cuentan con dos trabajadores de media.

En Catalunya hay unos 20.000 profesionales que se dedican a las instalaciones, y según la última encuesta de la Federació de Gremis d’Instal·ladors de Catalunya (Fegicat) faltan unos 18.000. “Calculamos que en 2050 necesitaremos hasta 150.000 trabajadores cualificados, la demanda crece exponencialmente y los jóvenes cada vez optan por oficios menos físicos”, indica. “En Lleida hay unas 700 empresas instaladoras, y calculamos que necesitamos un 10% más de los 3.000 operarios que trabajan en la demarcación”, añade un representante del Gremi d’Empreses Instal·ladores de Lleida, Jordi Pifarré.Esta falta de mano de obra titulada provoca que muchas empresas opten por formar a sus empleados.

“Ofrecemos un programa de formación profesional dual, junto con la asociación Reintegra, en que jóvenes de 16 a 29 años trabajan tres días y medio en empresas, mientras que el resto de la semana aprenden en las aulas del gremio”, explica Pifarré. “También les facilitamos la obtención de un certificado de profesionalidad, necesario para poder firmar altas de luz, gas o calefacción”, continúa, y concluye que “apostamos por el reciclaje profesional porque la tecnología avanza muy rápido, lo que hoy es una novedad mañana ya está obsoleto”.Pese a los contratiempos provocados por esta falta de personal, Pifarré valora que “no es tan extrema” y que “este año no está siendo tan malo en Lleida como el pasado, cuando hubo un boom de las instalaciones fotovoltaicas motivado por un alud de subvenciones públicas”.Los carpinteros son unos de los más afectados. “No tenemos especiales problemas con el suministro porque el mercado es global y países como Alemania están ofertando muchos materiales, pero “los clientes se desesperan cuando tienen que esperar más de un mes, por lo que priorizamos las instalaciones prefabricadas porque controlamos más la cadena de producción y dependemos menos de la cualificación profesional”, indica la presidenta de la Associació d’Empresaris de la Fusta de Lleida, Nuria Borniquel.

En cambio, el carpintero Ramon Castell asegura que “todos los materiales que no son los cuatro más comunes tardan más de dos meses en llegar”. Explica que “mis empleados se han jubilado y ahora trabajo solo, temo por el futuro de mi empresa porque mi hija no quiere saber nada de la carpintería”. Asimismo, en la Fusteria Caselles sus proyectos sufren retrasos de hasta 8 meses. “Cuesta encontrar trabajadores y muchos nos dejan colgados a los pocos meses”, afirma su gerente, Ramon Caselles.

Debe esperar más de seis meses para que le reformen los baños

Algunos clientes afirman que las listas de espera para hacer reformas e instalaciones en sus domicilios son de más de medio año. Es el caso de una vecina de Mollerussa, que en agosto pidió presupuesto para reformar sus dos baños y la empresa instaladora le aseguró que “hasta enero no podrían hacer nada”. Se excusaron argumentando que “tenemos mucho trabajo y algunos materiales, como el mármol o el pladur, pueden tardar entre siete meses y un año en llegarnos”. También le indicaron que “debido a la falta de personal que sufrimos, nos vemos obligados a subcontratar muchos trabajos para los que no damos abasto”.

Ramon Castell dice que algunos materiales tardan meses en llegar.

Ramon Castell dice que algunos materiales tardan meses en llegar.MARC CARBONELL

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