Lleida gasta 200 litros de agua al día por vecino, un 8% menos que en 2013
Por debajo del límite que el Govern fija en situaciones de excepcionalidad por sequía
El consumo de agua en la ciudad de Lleida ha bajado en los diez últimos diez años de los 217 litros por habitante y día a unos 200, casi un 8%, aunque a lo largo de este periodo su evolución ha tenido dientes de sierra, ya que en 2015 subió a 226,97 litros, después volvió a bajar hasta los 215 en 2018, subió de nuevo al año siguiente hasta los 224 y desde entonces acumula 5 años de descenso hasta los 201 litros por habitante de 2022 y alrededor de los 200 en los siete primeros meses de este año, según los datos facilitados por la Paeria.
De esta manera, el gasto actual está bastante por debajo del máximo fijado por el Govern de la Generalitat para los municipios en los que ha declarado la situación de excepcionalidad por la sequía en las cuencas internas (Lleida ciudad y casi toda la provincia dependen de la Confederación Hidrográfica del Ebro). En este sentido, las restricciones fijadas por la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) por el estado de excepcionalidad implican que el volumen total de agua diario que entra en el depósito no puede superar los 230 litros por habitante, incluidos los usos industriales y comerciales. Asimismo, estaría justo en el límite de la dotación fijada para el siguiente nivel de restricciones, el de emergencia, que es de 200 litros por habitante y día.
Hace unos días, los regantes de los canales de Pinyana, Aragón y Catalunya y Algerri-Balaguer reclamaron al ayuntamiento de Lleida y a los del resto de los municipios de la mancomunidad de Pinyana que tomaran medidas para reducir el uso del agua de boca, en previsión de que las reservas de agua para la próxima campaña de riego estén bajo mínimos, ya que la cuenca del Noguera Ribagorçana está a punto de entrar en situación de emergencia.
La mayor parte del descenso del consumo en la capital obdece a dos factores: la reducción del volumen de agua utilizado para actividades industriales y la mejora de la eficiencia de la red, de casi 600 kilómetros de longitud (también abastece a l’Horta), gracias a las inversiones que evitan las fugas. En estos momentos, el nivel de eficiencia de la red supera el 87%, cuando según los parámetros del ACA un 85% es un nivel más que óptimo. Y en el descenso del gasto industrial ha tenido mucho que ver la política de aumento de precios aplicada por la Paeria en sus tarifas y el ACA en su canon, que además castigan más a los tramos de consumo más elevados.