SANIDAD MEDICAMENTOS
Campaña para llevar a la farmacia antibióticos sobrantes, que un 60% de pacientes guardan
Iniciativa del Colegio en la que participan las 201 farmacias de la provincia de Lleida
Su presidenta y el responsable de Política Antibiótica de Lleida alertan de que es un problema de salud pública
Concienciar a la población para que deje de guardar en casa los antibióticos que sobren y los lleve a la farmacia, ya que tomarlos sin prescripción médica o acabar tirándolos a la basura o al WC supone un grave problema de salud pública y de contaminación ambiental. Este es el objetivo de la campaña promovida por el Colegio de Farmacéuticos de Lleida y el Programa Integrado Local Extrahospitalario de Racionalización y Desprescripción Antibiótica de Lleida (P-Ilerda), en la que participan las 201 farmacias de la provincia y que es pionera en Catalunya. Así, cuando entregan un envase de antibióticos a un paciente, le adjuntan una infografía muy comprensible que informa de que hay que seguir el tratamiento recetado, que el no recetado está contraindicado y hace más resistente a las bacterias y, que por ello, hay que entregar el sobrante a las farmacias. Todo bajo el lema “Els antibiòtics sobrants a la farmàcia van”, que también figura en una pegatina que se coloca en el envase.
Para dar una idea del volumen de esta acumulación casera de antibióticos sobrantes, Alfredo Jover, jefe de la unidad territorial de Infección Nosocomial y Política Antibiótica, apunta que un informe de Cofares, cooperativa líder de distribución farmacéutica en España, concluyó que un 60% de los ciudadanos incurre en este comportamiento. La presidenta del Colegio de Farmacéuticos, Maria-Enrique Tarancón, señaló que muchas personas lo hacen pensando en utilizarlos si tienen síntomas parecidos, pero destacó que hay que evitarlo, ya que sólo un médico puede determinar si necesitan tomar un antibiótico, y que su uso excesivo ayuda a hacer que las bacterias sean más resistentes a la acción de los medicamentos. “Es un problema de salud pública”, manifestó. Jover, por su parte, además de remarcar que el uso innecesario y no adecuado de los antibióticos “es un gran problema”, indicó que a ello hay que añadir que resulta habitual que la forma en que acaban siendo eliminados sea incorrecta y comporta otro problema de salud pública y de contaminación ambiental.
Al respecto, recordó que parte de ellos acaba en los desagües y contamina el agua de los cursos fluviales y de manantiales. También explicó que es normal que haya antibióticos sobrantes porque cada vez abundan más las pautas cortas de tratamiento, de entre 5 y 7 días, mientras la mayoría de envases que se comercializan son para un número mayor.