ENERGÍA ELECTRICIDAD
La sequía hunde en Lleida la producción hidroeléctrica hasta un 67 por ciento
En el Segre y sobre la media histórica, lo que afecta al mix energético y a la factura
Lleida ha registrado uno de los peores años en cuanto a falta de agua y, en consecuencia, también en producción hidroeléctrica. La actividad de las centrales ha caído por la sequía y la producción se ha desplomado un 16% sobre el dato del año pasado y un 44% sobre la media histórica. Ello repercute directamente en la factura eléctrica.
La sequía ha desplomado de nuevo este año la producción hidroeléctrica en Lleida, una de las provincias con más centrales hidráulicas, repartidas a lo largo del curso del Segre, del Garona, el Noguera Pallaresa y el Ribagoçana, principalmente. El año pasado ya fue deficitario en caudal y en producción, pero este 2023 la cosa ha ido a peor: el caudal acumulado en el Segre (entradas en Oliana) ronda los 380 hectómetros al finalizar el año hidrológico (de octubre de 2022 a fin de septiembre de 2023): un 45% sobre la media de los últimos 70 años. Esto se ha traducido en una caída del 67,1% de la producción de la central de Oliana, que gestiona Endesa. La compañía es la titular de la gran mayoría de las centrales de Lleida y todas están en una situación similiar: en relación al año pasado (hasta 31 de agosto), la producción hidroeléctrica del Segre ha caído un 30,8% y ha quedado en 88.732 MWh (frente a los 270.089 de media y los 128.239 del año pasado); en la parte alta del Noguera Pallaresa se ha desplomado un 22% en relación a 2022 y un 43% sobre la media histórica; en la parte baja, un 13 y un 55%, respectivamente; y en el Noguera Ribagorçana, un 1,3% y un 34,6%. La situación en este río se ha agravado y la central de Canelles (al 12,4% de su capacidad) está parada desde julio. Es la única en Lleida que está totalmente detenida, aunque otras como Rialb funcionan bajo mínimos (una de las centrales está parada y la otra turbina el caudal ecológico).
Energía y precios
El descenso del agua y de la producción hidroeléctrica (consecuencia directa del cambio climático, según un consenso científico generalizado), que es una de las principales energías renovables por encima de la eólica y la solar, repercute directamente en el sistema energético y en el bolsillo de los consumidores, ya que obliga a buscar otras fuentes de producción eléctrica que generalmente son las tradicionales, especialmente el gas, una de las pocas con tecnología para almacenar excedentes. Los expertos auguran que el cambio climático no hará sino empeorar esta situación en los próximos años.