Gas procedente de vertederos para calentar casas e impulsar vehículos

Los vertederos han empezado a convertirse en yacimientos de gas renovable, a través de nuevas tecnologías han conseguido depurar el metano que emana de la basura orgánica en descomposición para producir biometano. Este se puede inyectar en la red de distribución gasística y emplearse para calentar casas o cocinar, puesto que su poder calorífico es equivalente al del gas natural fósil. También puede utilizarse para la fabricación de biocombustibles para impulsar todo tipo de vehículos, desde automóviles hasta aviones. Municipàlia acogió ayer una jornada que dio a conocer algunas de las primeras experiencias en esta materia.

La ley obliga ya a evacuar el metano que acumulan los vertederos por riesgo de incendios y para reducir su impacto ambiental. Muchos lo consumen en antorchas, mientras que algunos lo queman en motores de cogeneración para producir electricidad y usarla para autoconsumo en las propias instalaciones. Durante la jornada de ayer se mostraron alternativas para convertirlo en biometano mediante procesos de depuración. Algunos de los ponentes destacaron que esto permite que los vertederos generen ingresos que reducen los costes de tratar la basura y también evitan episodios de malos olores. Uno de los ponentes, Baptiste Usquin, CEO de Waga Energy España, explicó que la materia orgánica que acumulan los vertederos emana metano durante periodos de entre 15 y 20 años. Añadió que el aumento de los precios de la energía ha dado una mayor viabilidad económica a los procesos para convertir este gas en biometano. 

Por su parte, Carlos Saiz, de FCC Medio Ambiente, apuntó que esta tecnología contribuye también a eliminar malos olores de los vertederos. La ingeniera Ana Maria Lineros describió nuevas aplicaciones de este material, como la fabricación de combustibles para la aviación o de productos para la industria química.Durante la jornada, se puso de manifiesto que la presencia de materia orgánica en los vertederos es consecuencia de una implantación todavía incompleta de los sistemas de recogida selectiva, ya que solo los materiales no reciclables deberían acabar en depósitos de desechos. En las comarcas de Lleida hay once instalaciones de este tipo que reciben la basura de ciudades y pueblos.