CRIMEN INVESTIGACIÓN
Una lata y un escupitajo del sospechoso, claves para aclarar el asesinato del taxista en Lleida
Así consiguieron los Mossos d'Esquadra el perfil genético del ahora encarcelado, que coincidió con el que hallaron en el mango del cuchillo homicida
Los investigadores le hicieron numerosos seguimientos
¿Cómo confirmaron los Mossos d’Esquadra que el ADN que había en el mango del cuchillo con el que asesinaron al taxista Mohamed Ezzeraiga en La Bordeta era del sospechoso al que seguían la pista? No fue una tarea sencilla. En este tipo de casos, una de las posibilidades es que los cuerpos policiales tengan registrados los perfiles biológicos de delincuentes que han cometido un delito grave y que se hayan prestado a tomarles muestras. No ocurría en este caso. Ante ello, los investigadores de los Mossos d’Esquadra, que estaban haciendo numerosos seguimientos al sospechoso, decidieron recoger muestras que el joven pudiera dejar sin que fueran descubiertos, según ha podido saber este periódico. De esta forma, recuperaron una bolsa de basura instantes después de que el joven J.D.C.G. la tirara en un contenedor. Entre los desechos, había una lata de bebida energética y de allí obtuvieron una muestra. También recogieron la saliva de un escupitajo que lanzó a la vía pública. Ambas muestras fueron enviadas a un laboratorio de última generación con avanzadas técnicas. Cruzaron los perfiles –el del mango del cuchillo y los otros dos– y eran coincidentes. Se trata de una prueba que ha sido determinante para la detención el miércoles de J.D.C.G. y que se presume que puede ser clave en un eventual juicio.
En cuanto al arma homicida, no es un cuchillo común. Los Mossos, que lo recuperaron en un contenedor a unos 50 metros en el lugar del crimen, comprobaron que era de uso profesional y que era de un lote que había adquirido una empresa cárnica en la que trabajó el investigado hasta un mes antes del asesinato. Además, en el registro de su casa hallaron otro de la misma marca. También han sido claves las grabaciones de cámaras de seguridad, en las que se ve al presunto autor dirigiéndose a la parada de taxi y, posteriormente, corriendo en una calle cercana al lugar del crimen.