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TRIBUNALES 

Perdonan una deuda de casi un millón de euros a un hombre que avaló como socio a una empresa que cerró hace más de diez años

El afectado ostentaba el 20% de la sociedad mercantil, pero los bancos le exigían que asumiera la totalidad de todo lo que se debía

Imatge d’arxiu de l’edifici judicial del Canyeret.

Imagen de archivo del edificio judicial del Canyeret. - SEGRE

Publicado por
Marta Planes CasesRedactora del digital

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El Juzgado de Primera Instancia número 6 (Mercantil) de Lleida ha perdonado una deuda de 914.391 euros a un camionero leridano que avaló a una empresa de la cual era socio y que cerró hace más de diez años por desavenencias de dos de los socios. Al ser avalista de la compañía se le exigía la totalidad de la deuda que se había acumulado, al firmar de forma solidaria. 

En cuanto a los hechos, estos se remontan al año 2007 cuando junto a otras cuatro personas se constituyó una empresa dedicada al transporte. De este modo, la sociedad se formalizó con cinco socios de los cuales cada uno ostentaba el 20%. Asimismo, las operaciones bancarias y financieras de la misma estaban avaladas por los socios solidariamente, pese a no ser gestionadas por él mismo.

No obstante, en el 2013 dicha empresa se acabó liquidando por las desavenencias de dos de los socios, afectando de esta manera al resto, entre ellos al camionero que ahora ha sido exonerado de la deuda.. "Fueron momentos muy complicados, ya que no llegamos a acuerdos y las entidades bancarias empezaron a exigirme las deudas contraídas por la sociedad, pese a haber trasmitido las citadas participaciones" explica el hombre, que contactó con el despacho de abogados Bergadà Asociados para que le representara. 

 "Las presiones de los bancos para que hiciera frente a las deudas que tenía la sociedad fueron constantes, pero yo no podía asumirlas", expone. Además, también comenta que estuvieron negociando los con bancos, "ya que yo estaba de acuerdo en cumplir con mi parte en relación al 20% que ostentaba de participaciones societarias, pero no la totalidad de la deuda. No obstante, las financieras exigían que respondiese de todo, algo totalmente inasumible".

La abogada que ha llevado el caso, Marta Bergadà, expone que "estas circunstancias pusieron al hombre en una situación límite, tanto económica como psíquica, puesto que las llamadas que recibía eran constantes y el sueldo que tenía de la empresa en la que entró a trabajar posteriormente era escaso para hacer frente a la enorme deuda pendiente y, a su vez, para cubrir su sustento y el de su familia".

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