Luz verde europea a comercializar un arroz resistente a una plaga creado por la Universidad de Lleida

El centro de investigación Agrotecnio y la Universitat de Lleida (UdL) han desarrollado una variedad de arroz bomba resistente a la piricularia, una plaga también conocida como añublo que provoca grandes pérdidas productivas. Lo han conseguido gracias a una pequeña edición genética que deja un resultado “indistinguible de una variedad original que haya mutado naturalmente”, afirma el centro. El Parlamento Europeo abrió las puertas la semana pasada a la comercialización de vegetales obtenidos con Nuevas Técnicas Genómicas (NTG), pero para que este arroz se pueda vender deberán pasar unos cinco años como mínimo porque “hay que probarlo en un campo experimental que ya hemos solicitado y el proyecto debe ser evaluado”, explica la investigadora Teresa Capell, que lidera la investigación junto a Paul Christou.

La piricularia es una enfermedad causada por un hongo que identifica determinados genes de la planta de arroz para infectarla. La edición genética desarrollada en Lleida desactiva estos genes, por lo que el patógeno no es capaz de identificar ni infectar los cultivos. El investigador Jordi Voltas, que lleva más de 20 años colaborando con productores de arroz del Delta de l’Ebre y coopera con la investigación con el grupo de Gestión Forestal que lidera, afirma que “pretendemos proporcionar la garantía a los agricultores de que sus cultivos serán mucho más regulares”, ya que las variedades más antiguas de arroz –como el bomba– son extremadamente sensibles al clima y a las enfermedades. “La cosecha de un mal año puede ser del 30% de uno bueno, por lo que sus precios se disparan y pueden llegar a triplicar los de las variedades más baratas”, añade. La modificación genética conllevaría un aumento significativo en la producción del arroz bomba, pero Voltas advierte de que “no podría alcanzar el menor precio de las variedades más modernas porque estas producen el doble por hectárea que las tradicionales”. 

Asimismo, los agricultores podrían dejar de usar fungicidas, la única alternativa para luchar contra plagas. Al respecto, la Unión Europea prohibió la semana pasada uno de los cinco pesticidas que se usan para luchar contra la piricularia. “Tanta normativa conlleva un problema, hasta la semana pasada no teníamos esperanza de sacar adelante el proyecto”, valora Capell. “Esta regulación tiene el potencial de poner el arroz catalán a la vanguardia de la producción con tecnología punta”, añade Christou.

El grupo de Agrotecnio liderado por Christou y Capell empezó a investigar la genética del arroz hace más de treinta años. En 2022 inició dos proyectos financiados por el Estado que han ayudado a desarrollar este arroz modificado. También ha sido fundamental “la implicación de un productor del Delta que nos suministra su arroz para las pruebas de laboratorio”, añade Capell.