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Vecinos del Centro Histórico de Lleida, sobre el derrumbe de un edificio: “Nos llevamos un buen susto”

Los que regresaron anoche a sus pisos, aliviados al no haber daños en su estructura

La demolición del edificio acabó ayer a media tardeJordi Echevarria

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Los vecinos de los edificios colindantes al bloque de Boters que colapsó ayer al mediodía vivieron la jornada entre la sorpresa del incidente y las dudas de si ayer podrían volver a sus hogares. Y es que la mayoría de ellos no se preocupó cuando oyó el ruido del edificio al venirse abajo, ya que pensaban que eran parte de los trabajos de demolición de los últimos días. “Hasta que no hemos visto la nube de polvo no nos hemos dado cuenta de que esto iba en serio”, señaló Alexandra, una de las vecinas que fue evacuada de su casa por seguridad y no pudo volver hasta pasadas las siete de la tarde. “Cómo ya llevaban varios días de obras para derribar el bloque al oír el ruido no nos hemos preocupado, creíamos que era algo normal”, añadió esta vecina, que admitió que cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación “me he llevado un buen susto, pero lo peor ya ha pasado y tras estar unas horas esperando en la calle ya volvemos a estar en casa”.

Otro vecino del mismo número tampoco se preocupó cuando sintió el hundimiento. “Nada más hemos oído|sentido alguna cosa, creo que el ruido se ha notado más por la plaza Cervantes o Boters, ya que nosotros nos hemos dado cuenta al ver el polvo.” Minutos después, técnicos municipales y agentes de la Guardia Urbana los notificaron que tenían que abandonar sus viviendas por prevención. “Es una lata tener que abandonar tu casa unas horas, pero entendemos que es por seguridad y lo agradecemos, la verdad es que no hemos sido muy conscientes de la gravedad de lo que ha ocurrido”, reconoció el vecino. Más preocupado estaba Stéphanne, que también vivía en el bloque|bloc y no sabía si podía volver a casa suya. “he visto la polvareda y he salido del edificio cuando nos lo ha ordenado la policía y en aquel momento tenía bastante miedo que también tuvieran que derribar el nuestro”, señaló este residente en la calle Murcia.

Algunos de los vecinos de la calle Múrcia que fueron desalojados ayerS.C.D.

Otro vecino del mismo número tampoco se preocupó cuando oyó el derrumbe. “Apenas hemos oído algo, creo que el ruido se ha notado más por la plaza Cervantes o Boters, ya que nosotros nos hemos dado cuenta al ver el polvo”. Minutos después, técnicos municipales y agentes de la Guardia Urbana les notificaron que debían abandonar sus viviendas por prevención. “Es una lata tener que abandonar tu casa unas horas, pero entendemos que es por seguridad y lo agradecemos, la verdad es que no hemos sido muy conscientes de la gravedad de lo ocurrido”, reconoció el vecino. Más preocupado estaba Stéphanne, que también vivía en el bloque y no sabía si podía volver a su casa. “He visto la polvareda y he salido del edificio cuando nos lo ha ordenado la policía y en ese momento tenía bastante miedo de que también tuvieran que derribar el nuestro”, señaló este residente en la calle Múrcia. Por suerte, tanto los técnicos municipales como la Guardia Urbana y los Bomberos de la Generalitat le confirmaron que el immueble era seguro. 

“Menos mal, no sabía como decirle a mi mujer y mi hija que no teníamos casa”, dijo irónicamenteStéphanne después de que una técnica le confirmara que podrían volver a sus viviendas. La polvareda también afectó al restaurante que hay en la planta baja del único edificio que hay en el centro de la plaza Cervantes. Su responsable dijo que “del derrumbe no hemos oído nada porque teníamos mucha gente dentro del local a esa hora, pero la nube de polvo si nos ha fastidiado pero bien, nos ha llenado de polvo toda la terraza y hemos estado limpiándola un buen rato”. Paralelamente, la Guardia Urbana precintó los accesos a la calle Boters desde la plaza Cervantes y las calles Múrcia, Tallada y Veguer de Carcassona desde el mediodía hasta última hora de la tarde

Prolongado el desalojo de los vecinos del 33 de la calle Múrcia

La Paeria informó ayer a última hora que los vecinos del número 33 de la calle Múrcia no podrán volver a sus casas de momento y que ha tapiado los accesos al edificio por precaución. El consistorio detalló que de los residentes de este edificio, tres solicitaron alojamiento municipal y que los servicios sociales estaban atendiendo a cinco vecinos más por si finalmente necesitaban ayuda del consistorio, mientras que el resto de inquilinos no solicitaron ningún tipo de asistencia para tener un alojamiento donde pasar la noche. En el resto de casas colindantes los técnicos municipales corroboraron que el derrumbe no había provocado daños y sus vecinos pudieron regresar.

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