SUCESOS VIVIENDA
Familias de Lleida, obligadas a dejar sus “casas” de un camping en Coma-ruga
Holacamp ha adquirido el establecimiento y tienen de plazo hasta el 11 de marzo
Una de las casas móviles del camping Sant Salvador de Coma-ruga.
Alrededor de cien familias, entre ellas al menos cinco leridanas, se verán obligadas a desalojar el camping Sant Salvador de Coma-ruga antes del próximo 11 de marzo, después de que lo haya adquirido la cadena Holacamp.
Una de las afectadas, la leridana Laia Rogel, explica que los usuarios recibieron una carta certificada este martes día 12 en la que se les notificó que disponen de un mes para desmontar sus casas móviles o caravanas, y que si no lo hacen todo lo que quede será destruido. “Nuestro contrato se extendía hasta el 22 de marzo y nadie nos ha notificado legalmente que los expropietarios han vendido el camping”, denuncia Rogel, que ya se está organizando con el resto de afectados para presentar una demanda colectiva.
“Nuestra casa prefabricada costó unos 20.000 euros y los dueños del complejo obligaron a poner una tarima de madera en cada una que nos costó 10.000 más”, explica la afectada. Lamenta que desmontarla y moverla requerirá más de 5.000 euros, y asegura que vender la casa o encontrar otro camping será casi imposible.
“Nos sentimos estafados”, afirma la leridana, que pide una indemnización por parte del camping que incluya todos los gastos que supondrá el traslado, así como más tiempo para poder gestionar el desalojo. “Solo podremos entrar los fines de semana en tramos de dos horas y nos han puesto el 8 de marzo como tope”, indica.
Asimismo, Rogel explica que durante los últimos años los expropietarios animaban a comprar las casas móviles, en vez de alquilarlas. “Nos convencieron para que vendiéramos nuestra caravana y pasarnos a una prefabricada”, afirma. De hecho, asegura que los antiguos dueños llegaron a vender una casa móvil un día antes de cerrar el camping.
Laia Rogel llevaba tres años siendo usuaria del complejo, pero el camping Sant Salvador era la segunda residencia para algunas familias que habían cumplido hasta 40 años veraneando en este espacio. “Había personas llorando, llevaban toda su vida en el camping”, concluye
