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ENTREVISTA EDUCACIÓN

«Muchas veces el nivel educativo se iguala por abajo»

Entrevista a Salvador Cardús, sociólogo, escritor y periodista

Xarrada a l’Episcopal ■ Cardús va oferir divendres a la tarda la xarrada Lleure educatiu en temps de xarxes socials a la sala d’actes del col·legi Episcopal, dins dels actes amb motiu de la celebració del 50 aniversari de l’Esplai Epis. Pr ...

Cardús ofreció el viernes la charla 'Lleure educatiu en temps de xarxes socials ' en el colegio Episcopal de Lleida, con motivo de la celebración del 50 aniversario del Esplai Epis. GERARD HOYAS

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El sociólogo, escritor y periodista Salvador cardús aborda en esta entrevista cuestiones relativas a la educación y las redes sociales. Insiste en que el aprendizaje requiere esfuerzo y defiende una "cierta segregación" en las estrategias educativas para ayudar a los niños con más dificultades y permitir a la vez que los que tienen más capacidades puedan desarrollarlas. Vinculado políticamente al movimiento independentista, considera que ahora se ha entrado en una fase de "calma tensa" en el conflicto político con el estado. 

Usted publicó hace 20 años el libro “Ben educats”, en el que defendía la autoridad, la disciplina y la buena educación. ¿La situación ha empeorado o hay motivos para la esperanza? 

La sociedad se ha vuelto más diversa, con mucha más inmigración y movilidad interna. Y las redes sociales han cambiado las formas de relación. Más que ir a peor, educar es más complicado y es un desafío mayor encontrar elementos de vinculación de toda esta población tan diversa. 

Ahora, cuando hay más elementos de comunicación que nunca, ¿nos comunicamos peor? 

Sí. Como hay más flujo de comunicación, hay más posibilidades de confusión y de mala información. Y aunque parece que nos comunicamos más, estamos más encerrados que nunca. Solo nos comunicamos sobre lo que nos gusta.

¿Las redes sociales estrechan nuestra perspectiva? 

Sí. Podemos acceder a informaciones de todo el mundo y tenemos más interrelación con amigos y familiares, y en esto abre la perspectiva, pero también nos encapsula en un espacio más homogéneo.

¿Las redes generan una imagen de falsa libertad? Lo digo porque su control está en manos de empresas y personas concretas. 

Las empresas ponen unos límites, pero es un mecanismo que interiorizamos. Nos autolimitamos porque evitamos las informaciones que no nos gustan. Lo hacemos nosotros y los algoritmos. Para que estemos atrapados más tiempo, el sistema nos ofrece lo que más nos gusta.

¿Está de acuerdo con las familias que piden prohibir que los menores de 16 años tengan móvil? 

Las prohibiciones no me parecen un buen camino. No es posible prohibir que alguien compre un móvil y lo dé a su hijo. Puedes regular su uso en la escuela y los padres pueden hacerlo en casa, decidir si lo compran o no y fijar normas. La demanda de prohibición me suena a “desresponsabilización”, a quitarse el problema de encima, entre otras cosas porque muchos padres quieren que sus hijos tengan móvil para controlarlos. La buena gestión del móvil no pasa por la prohibición, sino por la educación.

¿No cree que cada vez las familias traspasan más funciones a la escuela y esta tiene menos tiempo para hacer lo que le tocaría?Exactamente. La escuela tiene un horario limitado y unas tareas muy importantes, que son enseñar a leer y a escribir, por así decirlo. Traspasarle la educación emocional, viaria, alimentaria… no solo sobrecarga a la escuela y la acaba haciendo fracasar, sino que supone una “desresponsabilización” de las familias y de la sociedad. La escuela no puede resolverlo todo, vivimos en una sociedad muy diversa y la escuela puede ser un espacio común, pero no debe entrar a educar sobre cuestiones que los padres no compartirían.

¿Esto contribuye a los malos resultados del informe PISA? 

Hay muchas más cosas, como confusiones metodológicas de las formas de enseñar.

¿Se prima que el niño esté contento en lugar de que se esfuerce?Parece que solo puede haber una motivación placentera, pero el aprendizaje tiene dificultades. Esto lo entendemos en el deporte o en la música. Nadie puede jugar bien al fútbol sin entrenar o ser un gran pianista sin muchas horas de sacrificio. Para aprender a leer con gusto debe haber esfuerzo. En algunas escuelas, parece que todos deben ser felices de forma inmediata. Este es uno de los problemas graves. También hay cuestiones vinculadas al entorno familiar. PISA explica que los resultados tienen mucho que ver con el nivel educativo de los padres, y en la medida de que hay niños que proceden de contextos culturales muy pobres, esto impacta en los resultados, se admita o no. 

¿Cómo hay que afrontarlo? 

Estos niños o los que sufren alguna enfermedad o discapacidad deben tener un apoyo añadido durante toda su escolarización. No debe darnos miedo una cierta segregación en las estrategias educativas. Lo que no se puede hacer para disimular esta desigualdad es perjudicar los resultados de los que irían mejor. Muchas veces se iguala por abajo, y los que tienen más capacidades no las pueden aprovechar. Es un problema que se ve en el informe PISA, ya que los niveles de excelencia son muy pequeños. No solo la media es baja, sino que los que van bien son muy pocos. 

¿Hay un exceso de “buenismo”? 

Absolutamente, y en la educación es donde hay más. En sanidad, a nadie se le ocurriría decir que en pro de la igualdad entre un mal cirujano y uno bueno, que me opere el malo. No puede ser que en educación apliquemos ideologías que no son razonables en cualquier otro ámbito.

Formó parte del Consell Assessor per a la Transició Nacional. ¿En qué fase se encuentra el ‘procés’? 

‘Procés’ es un término reduccionista, da a entender que era una cosa bien estructurada cuando fue un movimiento de abajo hacia arriba y no tenía una estrategia pensada desde un organismo que lo dirigiera. Esto es lo que nos hacen creer desde el otro bando, y no es verdad. ¿Dónde estamos? Hay sectores que siguen movilizados y hay otros desanimados. A veces no se tiene en cuenta el efecto de la represión. Hay quien dice que no somos independientes por culpa de los líderes. Yo diría que es por culpa del Estado, que ganó. Envió a policías, reprimió y encarceló. Ahora hay una calma tensa para recobrar fuerzas. El horizonte de la independencia está desdibujado, no sabemos si será posible, ni cuándo ni cómo. Pedir que alguien se movilice para no se sabe qué es inviable. Si vuelve a haber una oportunidad, seguro que la gente volverá a movilizarse como hasta 2017.

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