LLEIDA
Vecinos del barrio de Pardinyes de Lleida llevan 16 años denunciando el ruido de un pub
Piden que la Paeria haga una sonometría para saber si el bar Tropikal incumple la normativa
Viven en el 58 de la calle Comtes d'Urgell y en el 46 de la calle Girona
Una decena de vecinos de dos bloques de pisos de Pardinyes denuncian el “ruido e incivismo” que causa el bar musical Tropikal, situado en los bajos de sus viviendas del número 58 de la calle Comtes d’Urgell y del 46 de la calle Girona. Una afectada explica que el pub abre las noches de los viernes y sábados hasta las 3.30 horas de la madrugada y asegura que la música “se oye como si estuviera allí mismo”, desde su piso de la tercera planta. “Cumplen el horario, pero el local no está insonorizado y no está conectado a un limitador”, indica. En efecto, la Guardia Urbana levantó un acta el pasado mayo en la que constató que el local “tiene diversos altavoces de gran potencia y el limitador de sonido está desconectado”.
Uno de los vecinos afirma que en 2008 ya presentó la primera denuncia contra el establecimiento. “Siempre hemos tenido problemas”, aunque su intensidad ha variado con los cambios de propietarios y gestores que ha habido en el local, indica. Los que viven en las primeras plantas, los más afectados, llaman “cada fin de semana” a la Guardia Urbana cuando no pueden dormir, pero aseguran que “el problema persiste pese a los avisos y multas”. Ante el malestar “insostenible” que viven, los vecinos de los doce pisos del bloque de Comtes d’Urgell presentaron el pasado octubre una denuncia conjunta en la Oficina Municipal de Atención Ciudadana (OMAC), de la que aún esperan medidas en respuesta. “El propietario tenía hasta el 8 de enero para presentar varios certificados, pero no sabemos nada más”, aseguran. Mientras, los de la calle Girona prevén poner otra próximamente.
Los vecinos explican que “en enero vino la Urbana, nos escuchó y revisó las demandas que hemos puesto”, pero denuncian su “impotencia y rabia ante la inacción del ayuntamiento, que parece que no reconoce el grave impacto en nuestra calidad de vida”. Exigen que encargue una sonometría para analizar el ruido que genera el pub, así como una revisión completa del mismo para comprobar si cumple con toda la normativa.“El incivismo en la entrada y salida de algunas personas, que chillan y ensucian la calle con botellas y orines, agrava aún más la situación”, añade una afectada.