Adesma ya es propietaria del edificio que dejaron vacío los franciscanos

La Fundació Privada Adesma firmó ayer la compra del edificio de la calle Vila Antònia que hasta agosto de 2022 fue la sede en la ciudad de la orden de los frailes franciscanos (conocidos como los ‘frarets’). Su objetivo es destinar estas dependencias a ampliar los servicios de la residencia geriátrica que gestiona, ubicada justo al lado y denominada Sant Antoni de Pàdua, con la instalación de un centro de día de unas 50 plazas, como avanzó este diario y reafirmó ayer Xavier Castán, presidente de la fundación. Prefirió no poner fecha a la remodelación de las dependencias para adecuar el nuevo centro de día, pero remarcó que será cuanto antes.

Tras la firma de la operación, de la que no trascendió el importe, el director general de la orden de los Franciscanos de la Inmaculada Concepción, Eduardo Jiménez, destacó la labor social de Adesma en la ciudad y subrayó que el acuerdo firmado con la entidad “es la continuidad natural de nuestra presencia aquí”. Jorge Plaza, ecónomo de la provincia franciscana de la Inmaculada Concepción, también consideró “una buena noticia para la sociedad de Lleida que uno de nuestros edificios que queda vacío tenga un buen uso como va a ser este”. La iglesia queda fuera de esta operación. La decisión de cerrar el convento y el santuario se tomó en 2022 y los cuatro frailes que quedaban fueron trasladados a Barcelona y a Albacete. El 28 de agosto de ese año el santuario de Sant Antoni de Pàdua celebró la última misa, a la que asistieron más de un centenar de feligreses. También reabrió ocasionalmente el 13 de junio de 2023, diez meses después de su clausura, para celebrar con una eucaristía la festividad del santo y entonces también se llenó hasta los topes.